"El 70 por ciento son fotos que nadie pagó, shows que nadie contrató, donde yo quise llevar mi cámara por mis huevos", dice Jorge Antonio López Mendicuti al presentar a MILENIO su libro 12 · 21: Una década de stand-up en México.
En esta obra, el fotógrafo originario de Oaxaca, pero asentado en Querétaro, recopila su primera década registrando el crecimiento de esta vertiente cómica en México, que se desenvuelve en bares, talleres, podcasts, tiktoks e incluso programas de televisión.
"En 2019, el Tío Rober me dijo ‘¿Por qué no haces un libro?’, y de ahí me explotó la tacha", rememora el creativo.
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De aproximadamente 250 mil fotos que tomó entre el 2012 y el 2021, temporalidad que abarca desde los primeros shows de stand up en el país hasta el auge de los podcasts de comedia, Mendicuti seleccionó "mil y cachito" para dar forma al libro, que avanza en orden cronológico y cuenta con un diseño de portada de la artista Ele Hernández.
"Pagué a la editorial y estoy pagando la imprenta. ¿Por qué? Porque no quería que nadie me dijera 'No metas a este comediante, haz tu libro más chico, ésta no puede escribir, éste no puede salir’… Quería evitar todo eso".
Lo que no evitó fueron esos 7 meses que pasó recolectando cientos de firmas para asegurar los derechos de las imágenes. "Hay gente que me hubiera gustado meter, como el caso de Adal Ramones, que lo vi en STANDparados, pero los de producción no me dejaron sacar la cámara".
"En otros casos, tenía material de ciertas personas pero las fotos no me parecieron suficientemente buenas o se salían de la narrativa".
Destaca que el libro, que tiene un costo de 3 mil 500 pesos en preventa e incluye textos de Gon Curiel, Juan Carlos Escalante y Roberto Flores, lo finalizó una semana antes de la crisis que sufrió Ricardo O'Farrill, que generó un debate sobre la salud mental y exposición mediática de los comediantes.
"Ver los cambios (de los comediantes) impacta bastante. Las últimas fotos son del 2021, y ya pasaron tres años: mucha de esa gente ya se casó, son papás, cambiaron de look, se ven más cuidados o se ven peor".
Mendicuti acentúa que "hay gente que funciona mejor para foto en escenario, pero no es lo mismo para un retrato normal". Por ejemplo, O’Farrill, Daniel Sosa, Alexis de Anda, Pablo L. Moran y Alex Fernández, arriba o abajo de las tarimas son "garantía".
Mientras que Carlos Ballarta, "cuando ya te tiene confianza, se abre contigo abajo del escenario: sonríe, se quita los lentes, da mucho material".
"Cuando los comediantes están cómodos abajo del escenario, es cuando salen los mejores retratos, ahí sale la personalidad", reflexiona.
Volviendo al libro, el fotógrafo reconoce que no ha sentido mucho apoyo de la mayoría de los standuperos que ahí aparecen, pero esto no lo inhibe de sentirse "orgulloso porque es algo que la gente que me conoce va a decir ‘Por supuesto que esto salió de la cabeza de Jorge’".
Al momento, 12 · 21: Una década de stand-up en México solo se puede conseguir de manera directa con López Mendicuti: basta un mensaje a su cuenta en Instagram, @Lopezmendicuti.
Y adelanta que si esta obra resulta exitosa, saldrán otros dos tomos: "Va a ser una trilogía. El otro va a ser de 2022 al 2025, porque hubo un exceso de trabajo cuando el covid-19 había pasado a segundo término. Y el tercero, del 2026 al 2030".
En medio de esta serie, planea un libro de retratos "de músicos, artesanos, de mi tierra Oaxaca". Y uno sobre los perros de la calle, "porque ellos no te tienen que firmar".
— ¿Cuál es la situación actual de la comedia en México?
De la chingada. Y no solo en México, sino en todo el mundo por el cabareteo, que es una herramienta dentro del stand up. Se supone cuando estás dando un show en vivo en teatro, la gente debe guardar silencio, pero cuando estás dando un show de stand up, sí o sí hay interacción, y el cabareteo es poder manejar al público, no dejar que se salgan de la línea que quieres llevar con tu show, de hacer que participen. ¿Cuál es el problema? Que por TikTok y reels de Instagram mucha gente cree que el stand up es ir a interactuar con el comediante, que te pregunta y diga cosas. Es como si fueras a un concierto de Guns, pero en vez de escuchar completas todas las canciones, solamente escuchas los solos de Slash, que son todos muy bonitos, pero como tal vas por la canción.
Entonces, ahorita el stand up está en una situación muy extraña por lo mismo: hay una percepción bastante superficial de lo que en realidad es y, con tal de tener los números, muchos comediantes se están vendiendo a eso, tanto nuevos como viejos. Y esto hablando de una generalidad, no de una totalidad.
— Respecto a los nuevos comediantes. ¿Notas un cambio generacional en enfoques o formas?
Ahorita hay bastante corrección política. Que siempre la ha habido, como el caso de Platanito y su chiste de la guardería ABC, que sí, puede que no guste pero está sacado de contexto porque es un show de humor muy negro por el que alguien pagó un boleto, para escuchar ese tipo de humor. Entonces, tienes derecho a quejarte de que eso no te gusta, pero tampoco alguien te obligó a escuchar eso. Es como si ves puras películas románticas y te quejas de que alguien está viendo una película de terror y hay mucha sangre.
Ahorita se le quiere exigir muchos a los comediantes: que humor inteligente, que no insulte, que no sea negro. ¡Hasta entre comediantes se pelean! Pero el chiste es que hagas reír.
Además, mucha de la gente que se queja ni siquiera va a los shows; quieren que exista algo que no van a consumir y se me hace una tontería. A ver, a mí no me encanta el reguetón y estoy en mi derecho de que no me guste, pero no estoy en mi derecho de atacarlo.
— ¿Y crees que esto, la corrección, los ataques, van a parar en algún momento?
Creo que la gente se aburre de atacar una cosa y luego va a otra, porque la gente enojada siempre va a buscar de qué quejarse. En la comedia no es no haya límites, creo que todos los temas están permitidos, pero lo gracioso de tu chiste le debe ganar al tema sobre el que quieres hacer el chiste. Siento que a lo mejor mañana ya no va a ser el stand up, van a ser los tiktokers o algo distinto. Entonces, la gente siempre va a encontrar algo nuevo para quejarse.