La trama de la más reciente novela de Xavier Velasco, Los años sabandijas, nació a partir de la petición que le hicieron para escribir una crónica acerca de la década de los 80 del siglo pasado, pero bajo la certeza de que si se dedica a la literatura es para poder escribir “lo que se me da la gana”, cambió los objetivos originales y le dio forma de novela, en la que no se cuenta lo que sucedió en ese tiempo, sino cómo se vivió.
TE RECOMENDAMOS: Los años sabandijas [Lee un fragmento]
“No escribí acerca de los 80, sino desde esa época”, asegura el colaborador de MILENIO: “no me interesa que, a través de mi libro, se enteren de todo lo que había en esa década… no sale Flans y no porque me guste o no, que no me gusta —sí aparece Luis Miguel, por ejemplo—: sale lo que mi historia y mis personajes necesitan para existir. A mis personajes les importa un pepino el rollo de los 80, porque para ellos es el presente, ellos dicen hoy, ahorita”.
Dos años de escritura para una historia en la que aparecen el primer Walkman, el Atari, las blusas con hombreras o los peinados al estilo de Pat Benatar, pero también matones, golfos o “encueratrices”, en una mirada un tanto picaresca no de ese tiempo, sino desde ese tiempo, en palabras de Xavier Velasco.
[OBJECT]
“No creo que los 80 sean una década perdida, al contrario son los años maravillosos, es una década prodigiosa, divertidísima, enormemente licenciosa: hoy que la sociedad es tan puritana, seguramente se persigna de lo que pasaba en los 80; hubo quienes me dijeron que por qué no dulcifiqué un poco las cosas ásperas que pasan ahí, porque ahora ya queremos reinterpretar el pasado con corrección política y queremos aplicarle corrección política hasta a los griegos”.
Una novela enteramente de ficción, a diferencia de lo que había escrito en el pasado, sobre todo La edad de la punzada, que considera “99.5 por ciento autobiográfica y el resto olvido”, más allá de que para la construcción literaria siempre se requiera de volver a lo leído o a lo vivido, dijo el escritor durante el lanzamiento de la novela, editada por Planeta.
“No conté mi vida, no voy a decir que nunca me he robado nada, pero no pasé los 80 como esos personajes; incluso hay una relación entre ambas, pero en realidad no creo que mi vida haya sido tan divertida como para contar cosas. Ahora, qué significa que Los años sabandijas sean ficción: que hay un montón de verdades tejidas con mentiras, unidas por circunstancias ficticias”.
Se trata de un libro en el que hay mucha ficción, pero miente muy poco, “hay mil cosas ahí que vi o viví, de un lado o del otro”, convencido de que una novela se hace con el uso de distintas herramientas: la ficción total es muy aburrida, a nadie le interesa, a menos de que sea un género fantástico.
“Sí me movía esa década. No me sentí ni más joven ni más viejo con la escritura de la novela, lo tomé como irme a un parque temático que yo mismo invento durante dos años. Me pasaba en el jardín viviendo mentalmente en los años 80, y en algunas ocasiones pasaba horas sin escribir y otros días la historia fluía: lo divertido de esto y la forma de tratar de atrapar el espíritu de la época tiene que ver con entrar en el personaje, sentir las fobias, los prejuicios, las opiniones de ese personaje y las opciones de ese personaje”.
Bajo esa perspectiva, Xavier Velasco rige la escritura de sus novelas con una enorme responsabilidad con sus lectores, aunque para ello primero tenga que desobedecerlos, “tengo que mandarlos al diablo: uno como novelista tiene que mandar al diablo al mundo entero. No estoy para complacer a absolutamente a nadie”.
ASS