En el municipio de Malinalco, al sur del Estado de México, se recuerda a todos los que perdieron la vida entre el 25 de octubre del año anterior y el del presente. Los familiares les llaman “los nuevos muertos” y el altar de su primer año tiende a ser prácticamente temático, ya que se incluyen elementos de sus oficios, hobbies y su personalidad en general.
La celebración comenzó desde la noche del 31 de octubre y continuará al menos hasta el 2 noviembre, día de muertos. Es un festejo que involucra a los deudos pero también a los vecinos, ya que estos últimos llevan ceras para alumbrar su camino en este viaje espiritual.
Una de las instalaciones es que colocó José Manuel a su abuelo Manuel Muciño Ceballos. Era aficionado a la charrería y se dedicó a la agricultura, por lo que su altar contó con sus herramientas y vestimentas.
“Mi abuelito fue campesino se dedicaba a sembrar maíz, frijol, calabaza, de todo tipo de cultivo. Como pueden ver en el recorrido hay diferentes escenas de su vida, es que él siempre fue de –montar – a caballo… él nos enseñó a sembrar un poquito hay una escena en dónde simula que está sembrando maíz, también cuando ya estás desgranando para poder sacar el maíz a la venta”.
Es descrito como un “jinete de los buenos” porque utilizaba espuelas charras para controlar toros y otros animales, además de que era “de buen diente”, por lo que no faltó el mole rojo en su ofrenda.
“En su altar pusimos lo que más le gustaba, como era de buen comer, como le gustaba de todo, los panes, a parte al tradicional que es el pan de muerto, le pusimos por ejemplo una figurita de toros que le gustan los toros”.
Aficionado a las chivas
La tradición se corre y manifiesta a lo largo y ancho del municipio. Enriqueta Lara Romero relató que a su familiar, Germán Lara, se le hicieron tapetes con tres características fundamentales:
- Su empleo como trabajador de Luz y Fuerza,
- Su afición a las chivas rayas de Guadalajara.
- Su rostro.
Los cuales fueron plasmados en tapetes elaborados con aserrín.
“Nos tardamos más o menos un mes en estar pensando la idea, que íbamos a hacer todo en imprimir las lonas, haciendo las calaveritas y todo el proceso del hacerle pues sí fue estar haciendo los colores con pintura vegetal y estar haciendo pruebas”.
La obra se advierte artística, pero sobre todo artesanal ya que la misma fue elaborada a mano por vecinos de Malinalco y Chalma, porque él era de dos tierras. “Tratamos de representar un poco en esta alfombra las típicas alfombras que ponen el santuario de Chalma porque el también era de Chalma como de Malinalco, entonces quisimos representarlo con nuestros alfombras de aserrín”.
Peluquero en el más allá
La familia de Blanca Estela Ríos también despidió a un miembro más. De oficio peluquero, se montó una instalación completa en honor a ese hombre que desde los 13 años comenzó con el trabajo estético.
Murió en marzo pasado a los 83 años y hoy es recordado con la silla, herramientas y mandil que lo acompañaron durante toda su vida, para ofrecer su servicio en el más allá. “En este caso mi abuelito falleció el 16 de marzo se le llama difunto nuevo y lo representamos en su oficio que él hacía en su profesión, en este caso mi abuelito era peluquero cómo era su oficio y se representa con todas sus cosas que él tenía”.
Esta es la forma en la que los habitantes de Malinalco recuerdan a quienes se fueron en el último año, ya sea por edad o por el covid-19. No hay distinción. En este municipio se les recuerda a los “nuevos muertos” con todo lo que hicieron en vida.
KVS