La pintora Sandra Pani reconoce que todavía es difícil que se visibilice a la mujer y su trabajo: “Cualquier mujer consciente ha tenido problemas en ese sentido; no quiero que seamos consideradas aparte y que digan que a las mujeres hay que hacerles un club, porque dialogamos con todos a la par”.
En ese contexto, Pani presenta la exposición Espejo de la pintura, en donde la imagen de Sor Juana le ha inspirado como mujer y como “una figura increíble, porque es maravilloso pensar que una mujer fue la mejor escritora en la época de la Colonia en México, ésta mujer que tuvo que recluirse en el claustro para poder crear intelectualmente”.
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En entrevista con MILENIO, Sandra Pani explicó que la pintura y su acercamiento al psicoanálisis junguiano le han dado la oportunidad de encontrar su lugar, saber quién es y qué está haciendo en el mundo, cuestionamientos que plasmó en la exposición para proponer un reconocimiento interior y hacer consciente al espectador de que “todos somos uno”.
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La exposición, dijo, tiene que ver con el rescate de la feminidad, pero no sólo vista como género, “sino también con la parte femenina de los hombres”.
Espejo de la pintura tiene que ver también con las posibilidades de reflejo que la Celda contemporánea del Claustro de Sor Juana le ha brindado a la artista, pues ésta se involucra directamente con los espacios en los que monta su obra.
Fragmentos de la corporalidad
En la primera sala, “De fragmentarse” se pueden ver piezas formadas a base de polípticos en donde Pani presenta fragmentos de su corporalidad representada en espejos de grafito, pintura, radiografías caladas, dibujo sobre lino y piedras dibujadas.
“Hay 12 piezas a muro y 6 velos que recorren la sala sincronizados de tal manera para que se muevan, se posen aleatoriamente y ofrezcan la posibilidad de diferentes lecturas. El proceso de fragmentación tiene que ver con desmembrar una identidad para transformarte y rearmar una nueva, en mi caso, tiene que ver con mi fragmentación psíquica hacia mi parte creativa”.
Las piezas presentadas en esta sala muestran a la columna vertebral como un símbolo que evoca la conexión con la tierra y la vinculación, constante en la obra de la artista, de cómo la anatomía del ser humano es parecida a las formas vegetales. “Para mí la columna vertebral es un símbolo de permanencia, de reducción total de la corporalidad y de esa parte que en una fragmentación te mantiene y te permite reinventarte”.
En la segunda sala, “De los orígenes: la danza entre velar y develar” Pani hace una metáfora de lo que somos a partir de capas de tela. La pieza central es una cabina en donde el espectador se refleja a través de las marcas del dibujo “generando una disolución a partir de éste”.
Esta sala habla de los procesos en los que uno se encuentra con los demás a través de verse a sí mismo, de una mirada interna y la exploración del ser, porque a decir de Pani “todos somos iguales” por lo que la artista hace un llamado de consciencia a la unidad.
La última sala “De la luz: la misteriosa conjunción entre espíritu y materia”, explicó Sandra Pani, habla de las formas corporales que se diluyen en la tierra y se convierten en árboles otra vez.
Espejo de la pintura está acompañada de una pieza sonora compuesta ex profeso para la muestra a cargo de los compositores Georgina Derbez, Alejandro Romero, Ricardo Cortés y Lorenzo Medina, que mediante un algoritmo mezcla cada una de las composiciones creando un diálogo con la obra de Pani.
Dentro de la exposición también se encuentra un poema, escrito por Alberto Blanco, titulado Miseria de la pintura, inspirado por la obra de la artista.
Espejo de la pintura estará abierta hasta el 10 de diciembre en la Celda contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
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