Dibujar es fácil; sólo es cuestión de tomar una pluma o lápiz o crayón y, sobre una hoja, trazar una figura. Pero dibujar y al mismo tiempo transmitir un mensaje – reflexivo, divertido, universalmente entendible -, es complicado, y Joaquín Salvador Lavado Quino, es el claro ejemplo de ello. El ilustrador argentino murió este miércoles a los 88 años, dejando un gran legado con Mafalda como su mayor estandarte.
El nombre de Quino, y el de la niña que a través de sus viñetas vive todo tipo de situaciones, es una referencia e inspiración para aquellos dedicados a los trazos, en algún momento de su vida no fue así; tuvo que ‘picar piedra’ en distintos sitios para poder ejercer su trabajo de forma óptima. Aquí te contamos el origen de su trabajo más reconocido.
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Cómo nació Mafalda
La niña que odia la sopa y cuestiona todo nació a partir de una campaña de publicidad que nunca salió a la luz: para promocionar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos llamados Mansfield, Agens Publicidad le pidió a Quino una historieta “mezcla de Blondie y Peanuts” donde los personajes debían comenzar con la letra M. De ahí Mafalda.
Pero el trabajo no prosperó aunque el dibujante ya tenía varias tiras hechas. Entonces, para no 'tirar' esos meses de labor, Mafalda y compañía aparecieron por primera vez el 29 de septiembre 1964 en el periódico Primera Plana, de Buenos Aires. Luego, la pequeña pasó a publicarse en las páginas de El Mundo y de ahí su fama se extendió por todo el mundo.
Aunque en 1973 el dibujante decidió no realizar más contenido de Mafalda debido a que, como señala su sitio web, “ya no siente la necesidad de utilizar la estructura expresiva de las tiras en secuencia”. Aunque en varias entrevistas Quino ha expresado que también fue por seguridad, pues, de haber seguido expresándose a través del personaje en un contexto de dictaduras latinoamericanas, “me pegaban uno o cuatro tiros”, reveló al diario español 20 Minutos.
lnb