La mañana de ese lunes, Ignacio Pineda, gestor del Multiforo Alicia, recibió una llamada: “Prepárate que vamos al rato al Alicia, prepárate que a las 8 tocamos’”. Era Manu Chao, quien luego de dar un concierto apoteósico en el Zócalo, madrugó no para hacerle una advertencia, sino para informarle una decisión.
Nacho se sobresaltó: “Manu, es día de descanso”. Pero el cantante europeo estaba decidido a cumplir su sueño: “Mañana nos vamos temprano rumbo a Barcelona y quiero tocar en el Alicia. Nos vemos hoy a las 8, yo voy a llegar con el equipo”. Y así sucedió.
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Pero antes de hablar de este evento histórico, que tuvo lugar el lunes 27 de marzo de 2006 en el 91-A de Avenida Cuauhtémoc, colonia Roma, y quedó registrado en el disco Estación México, vale la pena viajar en el tiempo al primer encuentro entre Pineda y el nacido en París pero criado en todo el mundo.
El encuentro
Nacho Pineda conoció Manu a través de la banda que éste formó a finales de los 80 junto a su hermano Antoine Chao y su primo Santiago Casariego: Mano Negra. “Se me hizo una banda novedosa cuando la escuché, aunque no entendía por dónde andaba, mi referente más cercano era The Clash. Los conocí en el Ángela Peralta; la banda vino a México (en 1991) y me tocó verla ahí. Luego traté de conseguir sus discos en el Chopo”.
Mano Negra se disolvió tras el lanzamiento del álbum Casa Babylon (1994), pero Pineda no le perdió la pista al vocalista: “Cuando sale el primer disco de Manu como solista, Clandestino (1998), me maravilló que algo tan sencillo pudiera ser tan universal. Supo entender la canción de América Latina de los años 50 y 60 y llevarla a la actualidad, canciones tropicales, con alegría y con un sentido social”.
Foto: Cuartoscuro
En 2005, el cabecilla del Multiforo recibió una invitación para pasar sus vacaciones de diciembre en el País Vasco. “De pronto voy caminando en la calle con los cuates, de bar en bar, y suena el teléfono. Contesto y una voz media tropical me dice: ‘¿Cómo estás? Soy Manu, sé quién eres, sé qué es el Alicia. ¿Qué te parece si en estos días te invito a que vengas a Barcelona, que vengas a una comida?’, recuerda.
Tras 4 horas de viaje, llegó un sábado a la capital catalana. La cita era en un restaurante “muy sencillo de cocina vasca”. Ahí Nacho esperó un buen rato hasta que, pensando que lo habían dejado plantado, decidió pedir de comer. “De pronto un tipo de bufanda se acerca y me dice ‘Soy yo’. Nos tomamos un vino y me dijo: ‘Conozco bien el Alicia, me hablan bien del foro, me gustaría volver a México’”.
Para ahondar en esta idea, Manu citó a Nacho al día siguiente en un bar. “Llegamos al otro día, me presenta al dueño, pedimos unos vinos y me dice: ‘Quiero ir a México, te doy unas fechas, cómo ves si lo organizamos’”. Esto tomó de sorpresa al gestor mexicano, quien se imaginó el caos que podría resultar de llevar a cabo esto en su foro. “Te doy 5 conciertos pequeños, hazlos tú”, fue la contrapropuesta del europeo. Pero el Alicia no tenía la capacidad para esto y así se lo hizo saber su mandamás: “Donde lo hagas, al primer concierto te tiran la puerta. Además, por la plata y los permisos era imposible. Y estamos hablando de 2005, no había un lugar para rentar, todos estaban – y están – ocupados por el gobierno e iniciativa privada”.
La velada continuó sin hablar de fechas, solo de música.
“A los dos días Manu me habla y me dice ‘Piénsalo, al rato te busco. Quiero ir a México, pero me encantaría hacerlo sin iniciativa privada y sin gobierno’. Luego me invitó a un concierto y veo que es una sala pequeña, de 2 mil gentes, con la gente respetuosa... A él le gusta lo pequeño, estar con la gente; sí le gustan los masivos pero creo que le gustan más los conciertos íntimos donde ve a su público”.
Foto: Cuartoscuro
De vuelta en México y tras varios meses de ese primer encuentro, Nacho recibió un mensaje del artista: “¿Te puedo marcar?”. La llamada resultó en que el mexicano iba a buscarle contactos para que regresara al país. “Mi primer pensamiento fue Marusa, la manejadora de Caifanes. Luego le escribo a un manejador de un grupo famoso, le paso el contacto y le digo ‘Creo que él puede tener la facilidad’. Me dice ‘No me gustan mucho los manejadores, todos son iguales, pero lo intentaremos’”. Y así se armó la fecha del Palacio de los Deportes en 2006.
“Manu es como un juglar: tiene que escuchar sus canciones, darles forma, darles vida, hasta que se anima a grabarlas. Tarda un rato en sacar rolas y tiene un montón de canciones. Sin decir ‘Viva la anarquía’, para mí él es un anarquista: sabe con quién trabajar y de qué manera. Es un tipo muy congruente, bastante sencillo”, reflexiona Nacho sobre el trotamundos musical.
Un concierto histórico
Una de las primeras cosas que hizo Manu Chao al llegar a México en 2006 fue llamarle a Nacho para ir a comer “Me dice ‘Quiero unos tacos’ y yo pienso en un lugar de tacos famoso en la Condesa, pero le digo y me dice que no. Entonces nos vamos a los tacos del metro Hidalgo, a los de guisado… ¡Unos locos de Barcelona comiendo tacos de metro Hidalgo! Pensé ‘A ver si no les da diarrea’. Luego nos echamos unas chelas y me dice: ‘Mañana invítame a ir a la Merced’”.
En el popular mercado de la capital, el responsable del tema Me llaman calle quedó maravillado “con la gente, los sonidos, los colores. Pidió un pozole… Es un tipo de lo más normal, de lo más sencillo”.
Los siguientes días Manu la pasó muy cerca a Nacho: en el Multiforo tuvo lugar su conferencia de prensa, después se fueron a comer a una fonda y el día del concierto en el Palacio de los Deportes invitó a los alicios, mote que reciben los trabajadores del foro, a convivir con él. “Nos echó una llamada: ‘Vente, tenemos una salita para hacer un pequeño convivio, tráete a todos los alicios’. Llegamos y solo nos recibió a nosotros, nos dijo ‘Coman lo que quieran, beban lo que quieran’”.
El 26 de marzo ocurrió el memorable concierto de Manu Chao en el Zócalo, para el que le pidió previamente a Pineda carteles y camisetas. “Le llevé una camiseta zapatista, del EZLN, y carteles del Alicia, los que habíamos hecho”.
“Me puse a cantar y bailar ahí con el público, me la pasé maravilloso”, dice el gestor sobre la velada que ofreció el francés en el corazón de la capital.
Al día siguiente, lunes 26, a Nacho lo despertó una llamada: “Prepárate que vamos al rato al Alicia, prepárate que a las 8 tocamos”, le anunció el europeo. El gestor, sorprendido, respondió: “Manu, el lunes es día de descanso”. Pero el cantante quería cumplir su sueño: “Mañana nos vamos temprano rumbo a Barcelona y quiero tocar en el Alicia. Nos vemos a las 8, yo voy a llegar con el equipo”.
“Rápido me lancé a hacer el aseo. Primero no le dije a ningún alicio porque si se corría la voz se iba a hacer un desmadre, hasta las 6 les comenté: ‘Vengan, hay un concierto’”.
“Llegan los alicios, llega Manu, comenzamos a hacer la prueba e invitamos a los compas; al diseñador, amigos con los que trabajaba en colectivos, músicos, periodistas. Me decían ‘¿Manu ahorita?’ y llegaron como 200 personas máximo, fue un concierto pequeñito, para cuates. Algunas personas hicieron un video y hasta lo subieron a la red”.
Manu y Nacho cerraron esa visita al día siguiente, martes 28, con una serie de regalos – “le di una botella de mezcal, más camisetas, se lleva un rollo de carteles del Alicia” – y una afirmación: “Somos hermanos”.
Estación México
Eve, una joven boliviana que acompañó a Manu en sus fechas de 2006, fue la responsable de que saliera Estación México, disco que registró la presentación del europeo en el Multiforo Alicia.
“A los 3 días llega al Alicia una chica que venía con él, Eve. Me dice ‘Venía en la gira pero me quedo en México, dame chance de vivir aquí y dame trabajo’”.
La joven residió y laboró una temporada en el espacio cultural, y durante una Navidad Nacho le mostró la grabación: “Algunos conciertos a veces los grabo, no los hago públicos, son grabaciones mías. Entonces, me pidió ponerlo y al final me dice ‘¡Qué maravilloso, está cabrón!’, pero le pedí que no lo comentara”.
Al poco tiempo Manu visitó Tijuana y Eve viajó para verlo. Entonces, una noche Pineda estaba trabajando cuando le llegó un mensaje: “¿Cómo estás?”. Era el cantante.
“Me dice ‘¿Qué tal con ese disco?’. Y le digo ‘Está guardado, lo hemos escuchado poca gente, no te preocupes’. Y me dice ‘Quiero que lo saques, ese disco es tuyo, usa ese dinero para el Alicia. Yo no tengo agencia, yo no tengo disquera, yo soy el propietario de mis canciones’”.
Tras varios días pensando qué hacer con ese material, el gestor y el resto de su equipo decidieron que “no iba ser nuestro. Dijimos ‘Lo vamos a editar, pero lo vamos a entregar a los zapatistas, a la banda de Atenco y de Oaxaca. Vendrá como un disco de Grabaxiones Alicia, pero lo vamos a ceder, todo lo que se gane lo vamos a dar a los compas’”. Y cumplieron.
¿Regreso de Manu Chao a México?
El pasado 20 de junio, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, reveló que están buscando a Manu Chao para que ofrezca un concierto en el Zócalo, como lo hizo el trovador Silvio Rodríguez.Ante esto, Nacho opina que “ojalá y lo puedan contactar, ojalá y tengan un acuerdo con él. Las veces que ha venido a México cobra muy barato, realmente para traer al grupo y la estancia, para nada los millones. Que a veces las agencias cobran eso, pero él no. Yo vi lo que le pagaban".
"Ojalá que esta invitación que están haciendo las autoridades sí resulte, que lo busquen. Si lo buscas por agencias o gobierno, no va a contestar… Lo que tienen que hacer es que alguien vaya y lo invite”, agrega el gestor.
Por último, Pineda asegura que si hay un país que Manu quiere, ese es México: “Hace rolas sobre México, su iconografía y todo su rollo es muy mexicano. Creo que es el europeo más mexicano que hay. No sabes lo que se emociona cuando pisa el Zócalo, sin público y con público, se pone loco de felicidad, dice ‘Éste es el ombligo’… Un loco genial”.
hc