Casi un centenar de obras del pintor Manuel González Serrano (1917-1960), algunas de ellas exhibidas por primera vez, conforman la exposición Yo he sufrido más que Cristo, en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA) hasta el 16 de junio. La muestra es resultado de una profusa labor de investigación a cargo de la curadora Helena González, quien documenta facetas poco conocidas de la personalidad del artista jalisciense.
Como “un tema de vida” califica Helena González su relación con el artista; fue hermano de su padre, además de un autor con un estilo único. Sobre la originalidad de González Serrano, la historiadora del arte dice que “la crítica de arte, específicamente Teresa del Conde y Jorge Alberto Manrique, plantearon que había otros pintores de la Escuela Mexicana de Pintura que ellos teorizaron como la “otra cara” de la Escuela Mexicana de Pintores o Contracorriente, de la que González Serrano forma parte”.
Para enriquecer la muestra, la maestra indagó a fondo en el archivo que le fue heredado y en otras fuentes. “Decidí hacer un trabajo de campo y abrir el archivo de mi tío; en otras ocasiones no había incluido material de gabinete. Tengo más de 200 artículos que hablan de González Serrano, lo que nos invita a pensar que no es el artista olvidado, martirizado, solitario, que crea aislado de la sociedad”.
“Tocado, pero no loco”
En la muestra, explica la curadora, “por primera vez estamos dando a conocer su relación con los artistas y escritores que se juntaban en el Café París de Ciudad de México, entre los que figuran integrantes de los Contemporáneos. Además se expone parte de su expediente clínico, pues González Serrano estuvo varias veces internado en el manicomio La Castañeda y otras instituciones, porque era alcohólico y fumaba mariguana”.
La muestra también pone énfasis en la vida social del pintor, se exhiben las actas de matrimonio con la periodista y escritora Magdalena Mondragón y la promotora de arte Andrea Hancock. “Mi papá decía que ellas se casaron con él porque era guapo —refiere la curadora—. Un punto importante es su relación con su nana Atanasia Herrera, quien, aun estando casada, lo acompañó toda su vida, así como con Aurora Reyes, la gran muralista. También fue muy amigo de la escritora Olivia Zúñiga, en tanto que Frida Kahlo lo pintó en una de las páginas de su diario, donde escribe: ‘Tocado, pero no loco’”.
Helena González comenta que un episodio muy doloroso de la vida del artista tiene que ver con el dibujo que da nombre a la muestra. “Saliendo de un internamiento en el que le habían dado choques eléctricos, va con Concha Michel y le dice: ‘Toma, te regalo mi dolor, yo he sufrido más que Cristo’, y es este dibujo acuarelado en el que se ve a Cristo con los ojos desorbitados. De ahí que expongamos, por primera vez juntos, 17 de los 22 Cristos que tengo localizados”.
También se presenta una carta que le escribe a un tío cuando va a salir de un internamiento: “Por favor, háblenle a mi hermano Alfonso, ya me siento mejor. Quiero que me traigan material de tabaco, ya quiero pintar”. Esto conmueve mucho a la curadora: “Sus hermanos lo llevaban a internar, entre ellos mi papá, Alfonso, y cuando llegaban les decían a los médicos: ‘Él es el mejor pintor, por favor asiéntenlo en el expediente, dentro de unos días se va a sentir mejor”.
Reunir los 40 óleos y 45 obras en técnica mixta de la muestra fue una labor difícil, “porque de diez años para atrás han muerto muchos coleccionistas, y localizar a los hijos o nietos fue muy arduo; además, algunas piezas se han vendido. Localizarlas otra vez me llevó más de un año, y hay broncas con la cuestión de los préstamos”.
Enfrentamiento estético
Con González Serrano hay un problema que no será fácil resolver: “casi no contamos con obra suya en los acervos públicos, lo que genera la idea de que es un artista al que hay que descubrir o rescatar del olvido. Pero no: hay artículos periodísticos de sobra y comentarios de especialistas en libros como para decir que cuenta con fortuna crítica. A partir de esta exposición tendremos un enfrentamiento estético con su obra, la cual propongo analizar desde la construcción del ‘yo’, que según el doctor José Luis Díaz Gómez tiene al menos 10 facetas. Dos de ellas me interesan mucho, la autorreferencia y la autorrepresentación.
“No es el mismo el que se ve en el espejo que el que aparece pintado por el autor. Los diversos autorretratos de González Serrano son ejemplo de retrato psicológico; aquella mirada triste es muy elocuente, captamos de inmediato su estado emocional. El artista nos brinda la oportunidad de estudiar las historias familiares en el contexto posrevolucionario, al tiempo que logra conmovernos por su gran capacidad de metaforizar visualmente la condición humana”.