María Juncal robó el aliento del público que se levantó de sus sillas para brindarle cálidos aplausos y sus más sentidos “olé”, al final del espectáculo Suite flamenca.
La española confirmó con creces por qué es considerada una de las mejores bailaoras del mundo, con su entrega, pasión, sensualidad nata y virtuosa escobilla, que con su energía y técnica sorprendió en el Voilà Acoustique.
La escena recordó a la nacida en Las Palmas de Gran Canaria, España, aquel 2015, cuando en el Palacio de Bellas Artes la gente la ovacionó de pie durante 10 minutos por su creatividad y baile en El encierro de Ana Frank. La velada fue también la perfecta excusa para refrendar su amor por México, que considera suyo y un lugar de inspiración.
“México me ha dado un hogar, porque realmente cuando vengo, llego a casa, no me siento extraña o extranjera en ningún momento; me siento querida, plena, y con ello se pueden hacer muchas cosas, lo que he logrado es un reflejo, en parte está alimentado de lo que recibo aquí, porque el cariño es un sostén y empuje para todo en la vida”, expresó Juncal a ¡hey! minutos antes de ofrecer su presentación.
Además señaló que ese amor y apoyo lo encontró también en su familia, cuando decidió seguir el sueño de dedicarse profesionalmente a la danza, actividad en la que su familia, los Borrull, tienen una larga tradición, incluso su tía Trini fue de las primeras maestras que tuvo en la disciplina.
“Mi madre supo que ese era el disparo al pecho, sabía que estaba conmigo o sería una lucha que la iba a apartar de mí, esa ha sido una de las bendiciones de mi carrera, porque era muy niña y me tuve que ir de mi casa a Madrid, fueron decisiones muy duras que sin el soporte de mi familia no hubieran sido posibles.
“Económicamente, con lo que ellos aportaban la niña tomaba todas las clases que existían; trabajaba en los hoteles, iba en la mañana, porque estudiaba sola en un sótano y por la noche actuábamos, terminábamos en la madrugada, ya no había autobuses, se turnaban mi madre, mi abuela y mi tía”, contó María.
Además de estos tres pilares, a la artista también la inspiración le llegó de otros grandes del tablao: “Mi ejemplo fue mi primera maestra, después de mi tía, tenía un tesón admirable; me inspiraba mi abuela, porque me contaba las historias de familia”, dijo.
CON SABOR DE HOGAR
A Ciudad de México, María Juncal trajo, además de Suite flamenca, otro show que presentó ayer, Tablao, en el que hizo un repaso de la época cuando en la capital de nuestro país pululaban los sitios en los que los mexicanos e ibéricos afincados aquí podían disfrutar de los cantaores, las guitarras y el zapateo.
“Suite flamenca son piezas de mi repertorio a lo largo de los años que para mí se convierten en un espejo, porque el movimiento es tan cambiante, la forma en la que sentimos e interpretamos una misma pieza; estoy en un estudio de danza constantemente o en un escenario o dando clases y vas cambiando la piel casi sin querer.
“Tu forma, tu sello, la manera en la que te desenvuelves va quedando completamente impregnada en ti y cada vez permea más”, agregó Juncal, quien ya planea el espectáculo que presentará en 2019, en el que quiere rendir tributo a otra figura, “aunque experimentando”, explicó.
CLAVES
TRIUNFOS
María Juncal visitó Japón recientemente y continuará con su labor de enseñanza en China, además se alista para su regreso a España.
Actualmente dirige su propia compañía con la que ha realizado giras en Francia, Italia, Holanda, Bélgica, Estados Unidos, Israel, México y Canadá.
Ha participado en festivales y colabora activamente con la fundación CONFE de México y con un proyecto comunitario.