Despiden a Mario Lavista en El Colegio Nacional

El féretro de Mario Lavista volvió a El Colegio Nacional para cumplir la voluntad del compositor de estar en un espacio al que acudió durante 23 años para mostrar su talento.

Mario Lavista fue homenajeado en El Colegio Nacional | Especial
Jesús Alejo Santiago
México /

Desde 1998, el compositor mexicano Mario Lavista se había integrado a El Colegio Nacional y, prácticamente desde un primer momento, participó de manera importante en sus actividades: para Susana López Charretón, presidenta en turno del Colnal, “con la muerte de Mario Lavista se apaga el genio de un artista y un hombre extraordinario. El Colegio Nacional pierde la melodía que el virtuoso talento de Mario Lavista fue capaz de interpretar en forma de música y de palabras”.

Antes de su primera parada sobre el piano de su casa, donde reposarán un tiempo sus cenizas, el féretro de Mario Lavista volvió a El Colegio Nacional para cumplir la voluntad del compositor de estar en un espacio al que acudió durante 23 años para mostrar “su talento, sencillez y calidad humana”.

“Con su ingreso a El Colegio, la institución dio cabida no sólo a un artista de múltiples, sino también a un fascinante mundo sonoro, que se enriqueció con las más de 120 conferencias-conciertos que aquí ofreció, la publicación de cinco libros y la edición de media docena de grabaciones que realizó en colaboración con el Colegio, una labor de la que siempre estaremos orgullosos”, enfatizó López Charretón.

Ante algunos miembros de la institución, como Manuel Peimbert, Luis Fernando Lara, Felipe Leal, Antonio Lazcano o Juan Villoro, Claudia Lavista agradeció a El Colegio Nacional este homenaje íntimo para el músico: “Hoy, por primera vez en mi vida, amanecí huérfana de padre: y todavía no sé muy bien cómo organizar esta sensación física, emocional y psicológica, pensaba en mi papá como un faro y un mapa, y de alguna manera hoy amanecí perdida en el cosmos, porque es faro no está. Lo más difícil será encontrar nuevas cartografías en la vida”.

Con un programa musical conformado por obras del mismo Mario Lavista, con la flauta de Alejandro Escuer y el violonchelo de David Rodríguez, la coreógrafa insistió en el privilegio de haber acompañado al compositor todo el tiempo, hasta el final: “qué gran regalo haberle podido decir todos los días ‘papá, te amo, aquí estoy contigo y aquí voy a estar”.

“Pienso en él como una gran bóveda celeste de la cual no quiero nunca salir: su sonido y su música. Quienes estamos aquí lo queremos profundamente y haremos todo lo posible para que ese lado crezca, se magnifique y se vuelva universal, así como lo era él: universal. Gracias por todo lo que de manera tan particular nos dista a cada uno de nosotros, con tanta dedicación y con tanto amor”, a decir de Claudia Lavista.

Alrededor de una hora estuvo el cuerpo de Mario Lavista Camacho en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, en otra despedida al músico y compositor mexicano, antes del recorrido que hará por los lugares que, en vida, fueron emblemáticos para él.

​bgpa

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