¿Cuántas veces escuchamos un comentario que nos ubica como una generación que creció y jugó sin estar conectada a internet? ¿Eso nos hace mejores o peores personas? En un cuarto de siglo hemos aprendido a asimilar la cultura en el ciberespacio. La inmediatez es parte de la comunicación, así como la manera en que podemos consultar información, adquirir productos que antes se tardaban mucho en llegar a nuestras manos, entre otras situaciones que nos han ido perfilando como una generación que ha tenido que adaptarse, cambiar, ensayar y estar al tanto de las nuevas tecnologías que nos hagan más sencilla nuestra cotidianeidad.
Sin embargo, a la mayoría de los padres y madres de familia a veces se nos olvida que a nuestros hijos (adolescentes) les ha tocado ser parte de la era digital de diferente manera. “Es como si las nuevas generaciones ya trajeran un chip integrado”, dice alguien con cierta nostalgia. Lo cierto es que nuestros hijos se relacionan de distinta manera a como nosotros solíamos hacerlo con el mundo.
Este libro ayuda a reconciliarnos con nuestra visión del progreso, misma que no debe ser incómoda ni conflictiva. Lo escribe Sylvie Octobre, especialista en las culturas juveniles y la transformación digital del Ministerio de Cultura de Francia.
Hoy las culturas juveniles están influenciadas por un doble movimiento: de creatividad y diversidad, fundamentales para el concepto de “capital humano”. “Cambiar el mundo sin tomar el poder es la consigna y parece que señala el legado de los movimientos altermundistas, entre la conciencia ambiental, la búsqueda de nuevas soluciones urbanas, el llamado al desarrollo de la vida social, la política de género, la lucha contra la discriminación y la esperanza de la sociedad más sobria y más cohesiva, pero también con los beneficios de la norma de diversidad cultural”, señala Octobre. Tal vez puede verse como un pequeño paso para los jóvenes, y un gran salto para sus progenitores y el resto de la humanidad que aun siendo testigos del ritmo acelerado que nutre a la cultura digital, todavía nos cuesta imaginar que todo esto y más ocurre en las redes sociales, más allá de un like.