Mi hijo cree que soy un vampiro. Lo llevé al Palacio de Regaleira para hablarle un poco de la vida, de la muerte. Le he dicho que la trasformación es paulatina y tendré que mudarme allí algún día y puede ser pronto; pero que no se preocupe, pues cuando no esté a su lado seguiré cuidándolo, aunque no pueda verme.
Todo comenzó hace unos días cuando vio mi pañuelo lleno de sangre. ¿Cómo podría hablarle del cáncer si se veía tan emocionado?
Quinto lugar.
Autor: Angel Saña
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