Son las diez de la mañana. Suena el teléfono y contesto. Una voz ronca pregunta cómo estoy. Apenas voy a responderle cuando insiste:
\"¿Cómo sigue?\"
\"¿Con qué?\"
Su silencio me alarma. Pienso en colgar. Entonces me informa:
\"Soy el doctor Queirós.\"
El nombre me suena, pero no recuerdo ningún rostro. La voz trata de ayudarme:
\"El miércoles pasado acudió usted a mi consultorio y me contó su caso. Le dije que debido a sus síntomas eran necesarios algunos análisis para descartar o confirmar la heteronimia. Le expliqué en qué consistían y concertamos una cita para mañana.\"
\"¿Heteronimia?\"
\"También se le conoce como síndrome de Pessoa.\"
\"Lo siento, pero no sé de qué me habla.\"
\"Le ruego haga un esfuerzo por recordar, señor Pereira, es de vital importancia practicarle esos exámenes.\"
\"Yo no soy el señor Pereira. Él regresa hasta a las cuatro de la tarde.\"
No dice nada. Prolonga su silencio hasta casi parecer que se ha ido. De pronto cede:
\"De acuerdo, disculpe la molestia. Que tenga un buen día.\"
Y cuelga. Con el teléfono aún pegado a la oreja anoto en la agenda:
Ser Pereira a las cuatro.
Primer lugar:
Autor: Jeksen Ayoria Medina Quiroz.
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