Un hombre con dos cabezas camina de noche por las calles | 2° lugar de #ViveLaFIL

#LeerEsParaTodos

Este relato breve fue uno de los finalistas en la categoría de adultos del concurso organizado por MILENIO durante la FIL Guadalajara 2018.

Un hombre con dos cabezas camina de noche por las calles. (Luis M. Morales)
Ciudad de México /

Algo sabía Luis de Camões cuando escribía del gigante Adamastor en Los Lusiadas. Tal vez fuera testigo con su único ojo, en alguno de sus muchos viajes, de esas criaturas que el temor y la cordura humana insisten en llamar mitológicas. Ahora nadie duda la existencia de tales criaturas. Hay dioses y monstruos por todas partes. Me parece que ha llegado el fin del mundo. 

Mi nombre es André, católico devoto y marinero portugués; y puedo jurar que en los últimos años y alrededor del mundo, he visto y admirado la aparición de seres que los incrédulos y los desconfiados tomaban por fantasías o leyendas. 

En las costas de las islas británicas fui testigo de cómo un grupo de pescadores y aldeanos aterrados, destrozaban con palos y machetes un pez larguísimo y deforme con rostro y torso humano. En el remoto Japón, sobre el infame y triste mar de árboles, vi levantarse formado por los huesos de los suicidas al Gashadokuro, el gigantesco esqueleto hambriento. Otros marineros aseguran que en Grecia y en los países de la península balcánica se han visto nacimientos aberrantes y extraños: niños con piernas de cabra o cabeza de toro. 

Antes de regresar a Portugal, en México, me pareció ver un hombre con dos cabezas caminando por la calle. Era de madrugada y todo era de color azul y caía nieve. El hombre con dos cabezas era enorme y cargaba en su mano izquierda una antorcha. El fuego brillaba con fuerza de color naranja. Caminaba lento, arrastrando los pasos. Lo mire un par de minutos antes de perderlo entre la oscuridad y la nieve. 

Pronto, si las escrituras son acertadas, vendrá un libro con siete sellos, acompañado por el tañido de siete trompetas, seguidas por siete catástrofes. O veremos la batalla de un lobo y una serpiente. O tumbas revueltas y vacías. Las posibilidades son casi infinitas y tal vez todas ellas sean verdaderas. Mañana lo sabremos.

Segundo lugar

Autor: Pedro Adán Medina Herrera

ASS

  • Milenio Digital
  • digital@milenio.com
  • Noticias, análisis, opinión, cultura, deportes y entretenimiento en México y el mundo.

LAS MÁS VISTAS