“Me llamo Matías. Mi papá se murió en enero de 1907 por culpa de una pulmonía. Dice mi mamá que ese año hizo mucho frío, que mi papá se enfermó por eso. Yo casi no me acuerdo de él. Tenía algunas cosas: su sombrero, una foto y unos papeles, pero todo lo perdió en la guerra”.
Así comienza la historia de Matías, un niño que nos cuenta cómo se vivieron los primeros días luego de la Toma de Zacatecas en junio de 1914 -una batalla que dejó más de 15 mil muertos- y que de paso nos permite imaginar cómo se ve un ambiente caótico y violento desde la mirada de un niño.
Y más importante todavía: nos muestra cómo lo enfrentan con la inteligencia de la que son capaces.
“Matías”, escrito por Jael Alvarado Jáquez e ilustrado por Anael Díaz fue posible gracias a la colaboración de 87 patrocinadores que aportaron 54 mil 200 pesos a través de la plataforma Fondeadora para su publicación.
Milenio platicó con Jael Alvarado Jáquez, quien también es productora y guionista de la emisión "Chinchilagua”, un programa radiofónico dirigido al público infantil que explora temas de cultura, arte, historia, ciencia y tecnología.
¿Quién es Matías?
Matías es un niño de 11 años. Es un personaje ficticio. Surgió de algunas anécdotas contadas por Samuel Salinas López sobre un hospital que era atendido por civiles durante los difíciles días que siguieron a la batalla, buscando temas de historia local. La historia aparece en una recopilación que hizo el maestro José Enciso de varios documentos, relatos de la Toma de Zacatecas. Yo venía de trabajar una radionovela sobre Felipe Ángeles y estaba como muy empapada del tema, tratando de construir historias sobre la Revolución y la Toma de Zacatecas. No es el único episodio que vivieron los zacatecanos durante la revolución, pero sí es el más significativo y crucial de la Revolución Mexicana.
¿La Toma de Zacatecas sirve como pretexto para imaginar cómo vive un niño en un ambiente de violencia?
Siempre contamos historias para niños que tienen finales felices o pensamos que los niños no pueden entender ni la realidad ni los procesos históricos. Me interesa comprometer a mis lectores con un sentido crítico de la realidad y para hacerlo debemos presentar no solo el lado bonito de la historia; el blanco y el negro. La vida está llena de matices; hay dilemas morales e incluso nuestros héroes tienen un lado cruel, terrible…
Es importante mostrarles también que su historia fue construida desde la historia de muchas personas para que ellos puedan formar su propia imagen de la realidad.
Lo primero que sabemos de Matías –además de su nombre, es que su padre ha muerto. ¿Cómo podemos hablar a los niños de la muerte y la violencia sin sobreexponerlos?
Hay cosas de la época que también es importante mostrar, por ejemplo que había problemas de salud, que la gente moría mucho, que hubo muchos niños huérfanos, que los niños morían de enfermedades que ahora son perfectamente curables o que en ese tiempo no existía manera de prevenirlas. O eso, que vivían en tiempos en los que la violencia y la muerte eran cotidianas.
Ahora tratamos de protegerlos mucho de las cosas feas de la realidad pero creo que es muy importante que ellos vean que la vida está llena de matices.
Además, de alguna manera los niños tienen que encontrarse con la muerte, de una persona querida, de una mascota y es importante que aprendan a enfrentarlo y también a vivir con ello.
Por eso aparece un esqueleto que es una representación simbólica de la muerte.
¿Qué tan actual es la historia de Matías?
Más de lo que quisiera y por lo mismo no queremos dejar de hablar de ellas. Yo soy mamá de dos niños. Cuando pasó la desaparición de los 43 (los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa) lo vieron en las noticias. Yo me los llevé a las marchas porque me interesa que sepan qué país es éste, que tratamos de hacer algo para cambiarlo y también para que sepan que tienen que reconstruir este país para sus hijos.
Creo que es importante no sacar a los niños de la realidad. Sí debemos cuidarlos de la violencia pero no debemos permitir que la ignoren. Estoy convencida de que nuestra responsabilidad como adultos es no ocultarles la realidad y la manera en la que conseguiremos que no vivan en violencia es trabajando, no tapándoles los ojos.
Matías es actual porque las historias de violencia y desolación lo son.
Aquí puedes conocer una parte de la historia de Matías.