Visitar el hotel Matilda va más allá de una experiencia de descanso en medio del lujo y confort que ofrece pues al ambiente que lo distingue y que se nutre con la sensibilidad de una diversidad de pintores, escultores, e incluso muralistas logra una estancia que alimenta el alma y los sentidos.
Desde su llegada se puede apreciar el amalgama perfecta que han logrado entre las obras que forman parte de la atmósfera de Matilda, con los servicios y la atención de sus anfitriones, quienes siempre buscan hacer sentir como en casa al visitante del hotel, que ha sido considerado como el Mejor de México, de acuerdo con los premiosCondé Nast Traveler , en distintas ocasiones.
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En el lobby el cuadro
“La arquera” de Diego Rivera da la bienvenida a los huéspedes en el lobby, y unos pasos adelante se encuentran con la sensibilidad de Javier Marín materializada en “Bacco”, el busto que “llena” uno de los corredores del hotel o bien con “True Noir” de Gonzalo Lebrija.
Justo ahí Maggie Arias, gerente operativa de Matilda, comparte a MILENIO cómo surge el concepto que suma el arte para garantizar una experiencia de descanso placentero.
“El señor Harold “Spook” Stream construyó el hotel Matilda en respuesta a la necesidad de progreso en San Miguel de Allende, con un enfoque en sofisticación y lujo, pero con un sentido único. Decidió que el arte sería el tema central del hotel, ya que lo apasionaba”
La obra artística que da la bienvenida a los visitantes fue el detonante para que el hotel se convirtiera en un lugar de descanso, donde el arte es básico para garantizar el disfrute.
“Basándose en su historia personal, eligió la obra de Diego Rivera como tema principal. Este cuadro, que muestra a la modelo y madre del Sr. Stream, la Sra. Matilda Stream, fue creado en 1941 y se exhibe en el lobby del hotel, desde su creación”, explicó Arias.
Por los pasillos, habitaciones y restaurantes (Moxi y Müi Ramen Bar) son innumerables las obras que han acompañado a los visitantes en su estancia y forman parte del suigeneris museo.
“La selección inicial de arte en la apertura fue realizada conjuntamente por el señor Stream y la curadora de arte Mireya Escalante; posteriormente, con la incorporación del señor Bruce James al proyecto como socio-director, él ha desempeñado un papel fundamental en la selección dinámica y en constante evolución del hotel, así como en las nuevas adquisiciones”, comentó.
De acuerdo con la filosofía del hotel, al hacer la curaduría “se busca que sean de artistas emergentes latinoamericanos y que conecten con los propietarios”.
Además gran parte del arte “debe estar alineado con nuestro concepto de Supper Club o bien con los eventos y conceptos que tenemos y ofrecemos en Matilda, por lo que tenemos obra itinerante, pero también tenemos clásicos del hotel”.
La fama de Matilda como plataforma para proyectar la sensibilidad de los artistas plásticos ha trascendido a tal grado que “constantemente recibimos solicitudes para formar parte de nuestra exposición. Sin embargo, nuestro concepto de arte es más integral y, por tanto, siempre lo relacionamos con el Supper Club, que combina arte y gastronomía, ésta última responsabilidad del chef Vicente Torres”.
Los huéspedes asiduos han disfrutado obras que han trascendido y no salen de Matilda.
“Por la amistad personal con los socios tenemos una exposición permanente; de la obra de Santiago Carbonell tenemos un cuadro periódicamente. Además, desde 2021 nos acompaña la pieza “La Fortuna III” de Fernando Osorno en el Ramen Bar.