Mauricio Ramos, el artista de las imágenes extremas

Su trabajo va de lo documental a la aventura, convirtiéndose en uno de los primeros fotógrafos mexicanos en captar estos deportes desconocidos hasta hace poco.

Mauricio Ramos lleva 25 años de carrera. (Cortesía)
Ciudad de México /

Tenía seis años cuando recibió su primera cámara: una Kodak Instamatic de rollo 110, la cual se convertiría en uno de sus juguetes favoritos. Su abuelo, recuerda el fotógrafo Mauricio Ramos, tenía "una colección de National Geographic muy bonita", que alimentaría esa pasión por captar imágenes y aumentaría la ilusión por formar parte de esa revista.

Su segunda cámara, “una Canon viejita”, llegaría a través de un tío, hecho que lo acercó a la fotografía documental; sin embargo, solo sería el primer paso de una carrera que actualmente acumula 25 años, pues el destino o la vida, dice, lo llevarían a dedicarse a la imagen de aventura, profesión que le ha dado oportunidad de viajar por el mundo, trabajar para National Geographic —entre otras publicaciones— y mostrar “otros” deportes.

(Mauricio Ramos)

Ramos, quien fue también el primer embajador de Canon, celebra su primer cuarto de siglo con una muestra: una selección de 25 imágenes de acción que captan deportes como el surf, montañismo, slackline, motocross, wakeboarding o jet ski freestyle, entre otros, pero también su trabajo documental. Canon Academy, ubicada en Alejandro Dumas 311, colonia Polanco, es el sitio donde se expone parte de su trabajo, el cual se podrá visitar hasta el 9 de agosto, comenta en entrevista telefónica con MILENIO uno de los primeros fotógrafos de aventura en México, quien además detalla parte de su amplia carrera.

¿Cómo llegas a la fotografía de aventura?

Mi gran pasión es la fotografía documental. He llevado estas dos especialidades de manera simultánea porque, como fotógrafo documental, he hecho también una carrera muy bonita, pero la parte de aventura fue un poco gracias a la vida. Yo calculo que hace unos 18 años comenzó el tema del ecoturismo en México, con el rafting en Jalcomulco, pero no había redes sociales y los medios no lo habían cubierto con seriedad. Cuando se hacen estas actividades abiertas al público empezó una nueva industria, el problema es que no había fotógrafos que se subieran a una balsa. Me hablaron y me preguntaron si me podía subir a la balsa de rafting; había quizá uno o dos fotógrafos que se sentían cómodos y a mí no se me hizo tan difícil agarrar bolsas de plástico —para proteger su equipo de fotografía—, así que inmediatamente comenzó a llegar el trabajo.

¿Fue circunstancial?

Absolutamente. Siempre he valorado y apreciado mucho el talento y la dedicación. Ser campeón regional, estatal, nacional o mundial es algo que poca gente puede lograr. Con los años va subiendo tu nivel técnico y creativo y empiezas a trabajar con atletas más destacados y, en 25 años de carrera —los últimos 18 especializado en fotógrafo de aventura—, he tenido el privilegio de fotografiar a grandes campeones.

¿Practicas algún deporte?

Sí, claro. He hecho un poco de todo, pero mi gran pasión ha sido el windsurf y la buceada, pero también he hecho montañismo y escalada; ahora mismo estoy corriendo mucho porque en septiembre me voy a Chile a una carrera de 50 kilómetros a la Patagonia. En el año 2000 crucé México en bicicleta: siempre me ha gustado explorar mis propios límites, pero no fui un atleta de competición.

¿Cuáles son los retos de realizar fotografía de aventura?

Hay varios: el primero y más importante es tu seguridad, porque estos deportes que la gente considera extremos, yo trato de verlos como deportes de aventura. Hice fotografía submarina alguna vez, y cuando iba en el barco iba muy emocionado con mi cámara y mi película, entonces se me acercó un señor y me dijo: 'No se te olvide respirar'. Un consejo muy práctico pero que consideré exagerado; pero es que cuando bajas con una cámara estás tan emocionado por querer fotografiar que te pierdes del grupo, te lleva la corriente o no vas monitoreando tu profundidad.

(Mauricio Ramos)

La segunda cosa que hay que tener claro es el nivel de atleta con el que trabajas, porque hoy con las redes sociales solo necesitas un video interesante para que se haga viral y famoso, lo que ha catapultado que muchos chavitos que hacen deporte quieran hacer algo espectacular por destacar de manera instantánea, y eso puede terminar en un desastre. Hay que ser cuidadosos siempre.

¿Cómo viviste el cambio de la fotografía análoga a lo digital, sobre todo en el ámbito deportivo?

La verdad es que me costó mucho trabajo porque la fotografía análoga es un proceso muy bonito, que te hacía pensar y tomarte tu tiempo, inclusive si tomabas acción. Cada que tomabas una foto te costaba el rollo y el revelado, así que éramos más meticulosos porque en aquella época competías por tu calidad; yo casi no trabajé negativo, trabajé más película positiva, entonces ahí salía como la habías tomado, no había retoques, así que tus editores o posibles clientes veían si era una foto muy bien lograda; lo digital lo cambió porque considero se perdió este oficio técnico, ya que ahora hay un resultado inmediato que te puede corregir sin mucho análisis, pero la tecnología también ha traído cosas muy interesantes: ha permitido que la gente se exprese de manera visual.

¿Qué opinas de las fotografías en redes sociales como Instagram?

Aprecio mucho la tecnología, pero, capturar imágenes con un teléfono… Sebatian Salgado lo dijo de una manera muy correcta: 'Eso no es fotografía, eso es hacer imágenes, producir imágenes', y eso me parece justo porque no hay una decisión técnica, solo aprietas un botón y la máquina lo hace todo; quizá hay creatividad en el encuadre, pero ni siquiera enfocas, así que no estás haciendo nada en términos fotográficos. Me parece injusto pensar que eso es fotografía, y la gente que lo hace está bien, pero esas personas se pierden de la magia, que es muy diferente cuando tú tomas una cámara y la puedes operar de manera manual porque puedes controlar la interpretación que quieres dar. Las redes sociales me parecen una herramienta increíble, pero no las hemos entendido; la mayoría de la gente las usa para generar un contenido poco relevante, además que nos hemos obsesionado con los likes. Una red social como Instagram puede ser una manera afectiva de mostrar tu trabajo.

¿Consideras que la fotografía de aventura, así como los deportes que lo engloban, son valorados como se debería?

Creo que lo que les ha dado un reconocimiento son justamente las redes sociales porque diversos atletas hoy tienen seguidores, han asistido a muchos eventos... a partir de las redes sociales encontraron un canal donde se hicieron figuras públicas del deporte mexicano. Si los deportes a nivel olímpico no tienen los apoyos que se merecen, en mi opinión, creo que los deportes alternativos están olvidados. Las marcas han ayudado a hacer campeonatos de manera más profesional pero, lo que he visto, es que un atleta que tiene nivel para ser campeón nacional e, inclusive ganar campeonatos internacionales, el apoyo que recibe es que las marcas den producto, que son apoyos que sirven, pero con los que no se pueden vivir.

En cuanto a mi trabajo he puesto un granito de arena muy chiquito para que mis fotografías lleven a estos atletas por diversas publicaciones. En las revistas Men's Health, Women's Health, en la de Aeroméxico, entre otras, yo tenía una sección donde cada mes dedicaba un espacio a un atleta con un par de fotos bonitas o un retrato, esa tal vez es mi aportación.


RL

  • Viridiana Contreras
  • viridiana.contreras@milenio.com
  • Reportera y coeditora. Licencia en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (UNAM). Doce años en el periodismo cultural.

LAS MÁS VISTAS