Memoria cultural de Durango en riesgo, advierten las autoridades

Se han realizado múltiples recorridos para preservar los saberes y oficios que le dan identidad a las diversas localidades de la región.

En Cuencamé se encuentra ubicada la iglesia de San Miguel de Padua y que resguarda al Señor de Mapimí. | Rolando Riestra
Lilia Ovalle
Durango /

El eco de los cantos con que los hombres alaban y dan continuidad al culto del Señor de Mapimí, así como las manos de quienes aran la tierra y al mismo tiempo doblan fibras para diseñar cestas, sillas y otras delicadas piezas tejidas con gran habilidad, forman parte de lo que se considera Patrimonio Cultural Inmaterial en riesgo. 

Tanto los cantos o “Alabados” entonados a capella por la Hermandad del Señor de Mapimí, en Cuencamé, Durango, así como las artesanías tejidas por Martiniano y Esteban González Cruz de Ciudad Juárez, en Lerdo, forman parte de un diagnóstico que se elabora en la Unidad Regional de la Dirección General de Culturas Populares, Urbanas e Indígenas, donde se trabaja para la recuperación de la memoria cultural. 

Tanto Sindy Maribel Bueno Gómez, directora regional de la institución, como la promotora cultural Martha Rosales Reyes, han realizado múltiples recorridos para establecer líneas de investigación y directrices para la preservación de estos saberes y oficios que dan identidad a las localidades y donde hoy no existe un gran interés en dar continuidad a las tradicionesBueno Gómez precisó que:

“Una de las actividades que estamos por cerrar y que se ha trabajado desde la planeación a inicios de año es sobre Patrimonio Cultural Inmaterial en Riesgo. En la Unidad se capacitó a todo el personal en materia de PCI en riesgo y está actualizado en materia de herramientas para abordar a las personas que portan estos saberes, los cuales se han transmitido de generación en generación”.

Tras la capacitación los funcionarios federales determinaron qué oficios o saberes estaban en riesgo, ello para impulsar la promoción de su rescate, preservación u otra medida de salvaguardia, de tal suerte que se eligieron tres proyectos. El primero fue “Fibras vegetales del Río Padre Nazas” de Ciudad Juárez, así como dos proyectos en Cuencamé: uno ubicado en Pueblo de Santiago donde se ejecutan “Sones de Violín en la Danza de Pluma”, y otro en San Pedro de Ocuila y Cuencamé sobre “Los Alabados, cantos tradicionales de La Hermandad”

“Anteriormente se hicieron esfuerzos, como los que tenemos aquí en el acervo del CID (Centro de Investigación y Documentación), por ejemplo con El cancionero durangueño que nos indica incluso hasta por etapas o años la presencia de las canciones, y toma una pieza, canto, corrido o romance, en diferentes épocas en Durango, en donde viene de hecho La despedida del Señor de Mapimí". 

“Lo que estamos haciendo en la Unidad Regional es precisamente registrar la labor de La Hermandad desde la parte ritual que es el cambio del sendal, la adoración de la corona, las reuniones que ellos tienen el día seis de cada mes porque nos comentaban que llueva, truene o relampaguee cumplen con esta peregrinación, pero también hacemos el registro del himnario y estamos trabajando con ellos porque una de las medidas de salvaguardia es el registro porque ya no recuerdan algunas de las tonadas de los Alabados, que es algo similar a lo que ocurre con el canto cardenche”. 

En suma, se cuenta con un cancionero de cien cantos, pero son pocos los que se interpretan porque ya no se recuerda la tonada original. 

Asimismo otra de las medidas de salvaguardia es la impresión del himnario, registro sobre los cantos que incluso, algunos datan de principios del siglo XVIII. En cuanto al proyecto de Sones de Violines de La Loma, este cobró notoriedad luego de que la Unidad Regional publicara un disco al recuperar un máster grabado casi una década atrás. 

“Detectamos que están escaseando los violinistas y por lo tanto se están perdiendo los sones de la danza; en el caso del Pueblo de Santiago pasa algo similar porque de ellos, que tienen y que se saben porque es lírico el aprendizaje del son de violín, tienen sólo cuatro, entonces una de las medidas de salvaguardia es hacer unos ejercicios porque nosotros les llevamos el disco y los títulos les son similares pero con variación”.

Fibras del Padre Nazas

Bueno Gómez dijo que en el proyecto Fibras Vegetales del Padre Nazas, se realiza con los hermanos González Cruz porque Esteban y Martiniano aprendieron a tejer gracias a la enseñanza de su papá que a su vez aprendió del abuelo. 

Actualmente ellos tienen dificultades para recolectar las fibras y transmitir sus saberes. Sin embargo, don Martiniano recientemente acudió a la Ciudad de México para platicar sobre cómo trabajan las fibras. 

“Algo que tienen en común todos estos proyectos es que los poseedores quieren enseñar, pero no encuentran quién desee aprender; esto ya lo vimos como tal en Nazas con un talabartero que solo tuvo una hija y de pronto hay oficios o actividades que son masculinas y a los yernos no les interesa”.

Apoyos a la investigación

En el pasado inmediato la Unidad Regional en Durango si bien tenía voz, no así el voto en cuanto a los proyectos que se aprobaban para ser beneficiados con el apoyo que otorga el gobierno federal a través del Programa de Apoyos a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC). 

Se trata de uno de los programas más longevos de la Secretaría de Cultura y gracias a algunos cambios en sus reglas de operación, hoy se cuenta con ese voto que permite aprobar algunos proyectos de investigación que a su vez configuran la memoria de la región en cuanto a usos y costumbres. Es a través de la asesoría sobre los proyectos que se trabaja en la Unidad Regional.

Bueno Gómez precisó que de La Laguna entraron 18 proyectos que representan casi el 30 por ciento de los 57 que fueron aprobados en Durango

De los referidos, la mayoría están enfocados a Proyectos Culturales Inmateriales en Riesgo. 

Con esta acción se busca que los oficios o los saberes continúen, se preserven y en algunos casos se rescaten a través del registro documental, en video, audio o fotográfico o todos los anteriores juntos, para permitir la preservación y el fomento de las actividades culturales. 

De igual manera se promueve que los poseedores de conocimientos los transmitan y es por ello que los hermanos que tejen fibras podrán ofrecer un taller en su comunidad el año próximo.

La Hermandad

Más de una veintena de hombres cada semana con su canto le rinden homenaje al cristo que alberga la parroquia de San Miguel de Padua; cristo que es venerado como El Señor de Mapimí. 

La tradición de alabanza se considera que comenzó en 1715 cuando la imagen en bulto fue albergada en la cabecera municipal de Cuencamé, donde quedó anclada a una tradición de este lugar. 

Luis Gómez Martínez, parte de La Hermandad, indicó que hace siglos atrás en el pueblo de Mapimí, las comunidades indígenas originales se disputaban el territorio, en tanto que el catolicismo avanzaba implantando una nueva doctrina. 

La historia detalla que para salvar a su patrón, los fieles tuvieron que movilizarlo en una gran caravana, pero fue gracias a esta acción que lograron evitar su destrucción. 

“Para un jueves santo, andando ellos con la imagen en bulto del Señor de Mapimí, entró otra tribu a atacarlos porque estaban en guerra y ahí pelearon y algo pasó y para salvarla salieron rumbo al rancho del Torreón por la Sierra de Jimulco, allí la escondieron. Unos arrieros la encontraron y les quedó más cerca Cuencamé y la dejaron un seis de agosto en la parroquia de San Antonio de Padua”. 

José Gerónimo Torres Limones dijo que La Hermandad tiene sus estatutos y su vestuario que consiste en una túnica morada. Ellos son los encargados de custodiar el cristo, pero también promueven su devoción a través de los cantos o Alabados, quehaceres imprescindibles de esta organización. 

Sobre el cómo llegaron a la organización él precisó que se trata de un ejercicio voluntario, pero en su caso fue su madre quien lo ofreció en manda. José Gerónimo señaló que, “eso es voluntariamente, al menos yo, para llegar a este grupo mi madre me ofreció en una manda porque estaba enfermo, nada más era en semana santa pero de ahí me gustó y me seguí incorporando y hasta la fecha. Desde hace aproximadamente unos cincuenta años”. 

Mencionó que los jóvenes constantemente son invitados a participar. Sobre el repertorio o cancionero, cuentan con un libro, pero hay alabanzas que suelen ser las que se cantan cuando el Señor de Mapimí es visitado en sus fiestas por mexicanos y extranjeros.

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