Hace poco más de una década, se desarrolló el primer congreso iberoamericano de cultura en nuestro país y se convirtió en el foro más importante que se hace en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno alrededor de la cultura: el Congreso Iberoamericano de Cultura, que llega a su séptima edición, teniendo a México como el país anfitrión.
No es necesariamente un espacio de autoridades, ni de ministros de cultura, pero si es fundamental para reflexionar sobre los retos que enfrenta el sector en una época determinada.
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“Son seis ejes temáticos, que son los mismos de la estrategia que estamos llevando a cabo por mandato de la Cumbre sobre cultura y desarrollo: vamos a hablar de cultura y economía, de cultura y medioambiente, de su dimensión social, de la dimensión de cultura y salud, que en estos tiempos se ha puesto mucho a debate”, explica con Enrique Vargas Flores, coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano, de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
Organizado por la SEGIB, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Ciencia, la Educación y la Cultura (OEI), el hilo conductor del congreso es el reto principal que tiene el sector cultural, visto desde las instituciones públicas: el tema presupuestario, de los recursos humanos y “dar respuesta a la ciudadanía en cuanto a la dotación de bienes y servicios culturales”.
“Los ciudadanos tienen que ejercer sus derechos culturales y se han generado muchas condiciones al paso de los años para que la gente ejerza esos derechos. Hoy, con el confinamiento, el cierre de la infraestructura, con los retos enormes que tienen los creadores para su propia subsistencia, sí hay una enorme sensibilidad por parte de las instituciones públicas para paliar esta situación, para atender el cierre de infraestructura o su reapertura, pero el principal reto está en materia presupuestal, hay que ser muy realistas”.
A partir del próximo año nuestra región, el mundo en general, va a tener un decrecimiento económico enorme. Habrá más pobres, más desigualdad y vamos a perder una década de crecimiento, lo que significa que clases medias volverán a la pobreza, y el sector cultural se va a ver seriamente afectado, enfatizó Enrique Vargas.
“Lo más importante es que al ser un congreso virtual, tiene un mecanismo de micrófono abierto, mediante el cual se le da voz a la ciudadanía, a sus creadores y canalizar todas sus inquietudes y propuestas. De hecho, el día 6 de noviembre habrá una actividad específica para evaluar lo que ha estado sucediendo y lo que falta del congreso”.
A desarrollarse hasta el 8 de noviembre, a través de esta página, la intención del encuentro es identificar, profundizar, reflexionar y, ojalá, sacar una serie de ofertas y de recomendaciones para ser elevadas a la cumbre de Andorra, a realizarse en 2021.
“A partir de las diversas propuestas que se dan en los propios congresos iberoamericanos surgen una serie de programas: en el de Medellín, que se hizo sobre la música, nació el Ibermúsicas, que ha generado muchas ayudas, un antes y un después en el sector musical en muchos países. Ya se hizo un congreso sobre cultura digital que, hoy, obviamente está interiorizada y se sigue avanzando mucho en ello”.
PCL