'México Bizarro': las historias que preferiríamos no recordar

Julio Patán y Alejandro Rosas convirtieron una noche de tragos en esta antología de anécdotas surrealistas en la historia de México, desde el siglo XVI hasta nuestros días.

Alejandro Rosas y Julio Patán, autores de 'México bizarro'
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

La idea de hacer el libro México bizarro (Editorial Planeta, 2017) comenzó en una tertulia que se prolongó hasta la madrugada. En una conversación cualquiera, Alejandro Rosas y Julio Patán comenzaron a recordar distintos pasajes de la historia mexicana que parecían sustentar por qué André Breton creía que México es el “lugar surrealista por excelencia”: historias absurdas, tragedias un tanto cómicas, pasajes increíbles de la vida política.

“Como el tema de la Paca, la huelga de hambre de (Carlos) Salinas; cosas que te parecen increíbles, como que también se hubiese nombrado a Díaz Ordaz como primer embajador en el restablecimiento de relaciones entre México y España, o la edecán del IFE. La idea era juntar el oficio de crítica y crónica periodística, que hace Julio, con la divulgación histórica, que hago yo”, explica Alejandro Rosas a propósito de la publicación.

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[OBJECT]Ambos escritores reunieron 90 anécdotas que apuestan por pintar de cuerpo entero a los mexicanos: historia que divierten, pero que no dejan de ser un reflejo de todo aquello que preferirían no recordar o que permanecen como tarea pendiente, desde el siglo XVI hasta nuestros días.

“La gran escuela de escritura mexicana de principios del siglo XX para acá, por lo menos una de ellas, es el periodismo, en su más amplia acepción. Los periódicos son grandes escuelas y si lo piensas, el volumen tiene cierta lógica de colaboración periodística, de columna, aunque no lo sea de ninguna manera, sí pensamos en escribir textos que pudieran formar parte de una columna: una extensión similar, alrededor de cinco mil caracteres, siempre con un título muy llamativo y un subtítulo muy explícito de lo que tiene el texto”, cuenta Julio Patán.

Para el colaborador de MILENIO, cada línea tenía que ser tan transparente como fuera posible: es un libro que no proviene de un periódico, pero que pudo haber surgido en uno, un criterio que se impusieron los compiladores desde un principio.

[Portada del libro | Cortesía: Editorial Planeta]


Ellos se ríen de la tragedia

Las historias de México bizarro causan una mezcla de emociones al lector, porque resulta difícil no sonreír ante la tragedia de un par de luchadores enanos, quienes murieron cuando a sus acompañantes se les pasó la mano de las gotas que ponían en sus bebidas, “porque son chaparritos. Esa es una joya de la nota roja mexicana”.

“Lo que ha definido a la historia de México es un balance entre todas esas emociones: la tragedia inicial que se convierte en comedia, la lectura desde el humor del horror... porque en el fondo, México bizarro es una colección de horrores y de atrocidades, incluso podría usar el término de tragedias”, asegura Julio.

Ambos —reconoció Alejandro Rosas— se propusieron recordar y narrar esos pasajes absurdos con la mirada de un cronista, pero con el oficio de de un periodista y de un historiador.

“Creo que algo que los dos tenemos es el humor negro, la ironía o el desparpajo. Lo importante del libro es que decidimos ser total y absolutamente antisolemnes: cero rebuscamientos, cero zalamería de esa intelectual, había que dejar de ser solemnes en temas en que podemos hacerlo, porque nos han hecho tanto daño la solemnidad cortesana que existe en el medio y en la clase política, que cuando uno se quita eso hace a un lado una camisa de fuerza y nos quedamos con la ironía, el sarcasmo y el humor negro”.


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