Se dice que hasta 1960, el Emirato de Dubai no contaba con electricidad, que fue seis años más tarde, con el descubrimiento del petróleo que se inició uno de los desarrollos urbanos más importantes a lo largo de la historia, lo cual se refleja no sólo en algunas de sus construcciones más sorprendentes, como lo es el Burj Khalifa, que con sus 828 metros de altura es la estructura más alta de la que se tiene registro.
Otro ejemplo sería la Dubai Opera House, integrada por un teatro con capacidad para dos mil 500 personas, cinco mil metros como galería de arte y hasta un hotel de "seis estrellas" y todo dentro de un complejo cultural y de ocio en pleno centro de Dubai, porque allí también se encuentra una de las plazas comerciales más grandes del mundo, en cuyo interior no sólo se encuentran algunas de las tiendas más exclusivas, sino incluso un pista de hielo, un acuario y otra de las grandes atracciones, como lo son las fuentes, un espectáculo de luz y sonido que dialoga con los edificios, en especial con el Burj Khalifa.
En Dubai el lujo no es un lujo. Parece una manera de andar por la Tierra. Subir a la parte más alta del Burj Khalifa supera los 600 dirhams, que multiplicados por pesos serían alrededor de tres mil, por lo que muchos prefieren tomar imágenes desde abajo, lo que no deja de ser un reto para la vista, en especial en la noche, cuando todo se llena de luz y sonido con los distintos ritmos que acompañan a las fuentes de Dubai.
Entre la gran diversidad de rostros que se alcanzan a ver —Emiratos Árabes Unidos tiene una población de 11 millones de habitantes y se calcula que el 90 por ciento no nació en esta región—, también hay diferentes sonidos en las calles, por ello la mejor manera de comunicarse es a través del inglés, muy rústico en mucho de los casos, en especial el propio.
Se trata de una sociedad que intenta abrirse al mundo. Hay restricciones, como en buena parte del mundo Musulmán, pero se da más apertura: no todas las mujeres van completamente cubiertas, incluso hay quienes recorren la plaza y las calles como si anduvieran en la playa; la venta de alcohol es muy restringida y prácticamente no se ven rostros árabes en las mesas.
En gran parte, uno de los objetivos de que se haya decidido invitar a México para la Feria Internacional del Libro de Sharjah tiene esa voluntad de acercarse a otras manifestaciones culturales, al tiempo de mostrar la suya, por ello será la invitada de honor de la edición 2020 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Y entre los más de 14 mil kilómetros que separan a la Ciudad de México de Dubai, hay una presencia que alcanzó a elevarse: justo en una de las entradas a la Ópera de Dubai se encuentran una alas de Jorge Marín, Alas de México, en otro de los atractivos de esa zona del Centro de Dubai, a la que atractivos no le hacen falta.
epc