María Luisa La China Mendoza llega hoy a sus primeros 86 años de vida. Lo hace llena de vitalidad y de buen humor, con algunas lagunas —"lo que no quiere decir que tenga mal de Alzheimer", dice pronta a cualquier duda— y, sobre todo, con el convencimiento de que la vida es formidable.
"Todos morimos, pero yo ¡no quiero! ¡No quiero! Vivir es formidable. ¡Qué aventura sensacional!, aunque yo no me levante de la cama, aunque me vean con mi camisón del 40, aunque me vean tapada de perros y de sábanas en la cama, tratando de pasar el día a pesar de lo mal que me siento, siempre estoy dando gracias a Dios de vivir, porque a mí me parece sensacional esto".
Son palabras que se revitalizan ahora que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) le rendirá un homenaje, como parte de los festejos por el 80 aniversario de la institución, en reconocimiento a su trayectoria y aportaciones a las letras.
"El reconocimiento es muy importante, porque viene de la institución que fundó Tata Lázaro, y para mí es muy importante poder evocar su nombre sagrado y, sobre todo, en estos tiempos: es uno de esos ejemplos que nos queda como superabsolutos, no hay pierde."
La ceremonia se llevará a cabo hoy, día del cumpleaños de la escritora, en el Auditorio Principal del Edificio Adolfo Ruiz Cortines, en Zacatenco, adonde piensa llegar con un breve discurso en el que, quizás, el amor sea el tema más importante.
"A mí me asustan mucho los homenajes, por diversas razones: en primer lugar porque no oigo y se me olvida lo que me dicen, no quiere decir que tenga alzhéimer, sino que es demasiada la emoción: es como el amor, que lo envuelve a uno y nos hace dar una vuelta en el aire.
"Siento que a mí nadie me ha querido, aunque también son mentiras, son trampas de la fe, aludiendo a otro gran libro, para que lo quieran a uno más y qué bueno que el reconocimiento se haga a un mexicano, a una mexicana que, aun cuando muchos crean que soy la fama mundial, a mí nadie me pela."
Relación con los géneros
Palabras que le sirven a La China Mendoza para recordar una de las facetas más difíciles en su vida, cuando, dice, se le negó "arbitrariamente el Premio Villaurrutia: del periodismo no hablo, allí todo ha sido perfecto: me casé en el periodismo, me bañé, me curé, me vestí, conocí el mundo entero por el periodismo".
"En literatura me fue como en feria, sobre todo con ese gran tropezón, pero al periodismo lo amo, nunca he dado un mal paso en el periodismo, tengo muchos premios, pero de mi periodismo vengo y a mi periodismo voy. A mí lo que me ha sostenido en la vida son las palabras."
Sentada en el sillón de su casa en la colonia San Miguel Chapultepec, María Luisa La China Mendoza reconoce que la literatura le ha dado enormes satisfacciones, incluso trabaja en una novela que espera terminar muy pronto, pero su relación con el periodismo le ha permitido tener esa doble visión que se plasma en su escritura, sea cual sea el género.
"Soy muy buena como escritora, muy original, muy solitaria y muy dejada de la mano de Dios... lo cual tampoco es cierto, todo en mi vida es entre comillas, pero lo que es muy cierto es que mi campo de batalla, mi orgullo, mi gran alegría y mi felicidad es ser periodista.
"Creo que es la carrera más hermosa que existe sobre la tierra... ¡cuándo esta pobre guanajuatense de la Presa de la Olla iba a ir nunca a París!, que fue mi emoción más grande, y eso lo logré gracias al periodismo", si bien al mismo tiempo asevera que con la literatura ha logrado muchas cosas.
El IPN brindará este homenaje a María Luisa La China Mendoza por su legado a las letras, en una ceremonia presidida por sus autoridades, donde también se realizará una mesa redonda en la que participarán los escritores Óscar de la Borbolla, Ignacio Trejo y Eve Gil, moderada por René Avilés Fabila.