En el estudio del fotógrafo Miguel Espino durante algún tiempo la mesa de trabajo rebosó de papeles. Una caja de madera que recibió junto a su esposa, Esther Yee, le permitió acercarse a la historia del México de principios del siglo pasado y su revolución; de Torreón como ciudad eje de la Comarca Lagunera que se fundó con la fuerza de migrantes nacionales y extranjeros, y la de un antepasado que al ejercer como fotógrafo pudo documentar oficios, zonas mexicanas, así como usos y costumbres de una sociedad en cambio.
Este trabajo le permitió recientemente a Espino ganar el IV Concurso de Fotografía Javier Ramírez Limón, impulsado por el Instituto Sonorense de Cultura. Sobre el trabajo ganador así como sus intenciones, en entrevista para MILENIO, Miguel Espino admite, debió prepararse constantemente durante años para determinar la intervención de las imágenes a través de su bordado, técnica que habla sobre la reconstrucción del pasado.
“A partir de una caja de madera que nos obsequia mi suegro a Esther y a mí, en la que vienen una serie de objetos como una cámara, los lentes y artículos del laboratorio, documentos, algunas fotografías y una caja de negativos, así como cartas e identificaciones, me doy a la tarea de investigar porque el abuelo chino, Emilio Yee Tang, era fotógrafo aunque se pensaba que sólo tenía un hobbie”.
Al positivar los negativos Miguel Espino se dió cuenta de que Emilio Yee había documentado la cotidianidad, y más que a amigos y familia, algunas ceremonias y actividades sociales, lo que originó más preguntas.
“No teníamos quien nos diera informes más que las dos hermanas de mi suegro pero son anécdotas muy vagas donde se dice que le gustaba la fotografía pero no era fotógrafo. Sin embargo, aparte de la cámara y los objetos, algunas fórmulas que fueron apareciendo, nos damos la idea de que sí lo fue porque en una foto hay una huella negra, y ese dedo negro me lo confirma, hizo revelado e impresión. Cuando le dije a mi suegro me sugirió que hiciera con eso algo, pon a mi papá en una historia o tu trabajo”.
El suegro de Miguel Espino falleció un año antes de que él se integrará al Programa de Fotografía Contemporánea Javier Ramírez Limón, quien fue maestro del lagunero. En 2018 presentó avances de su trabajo con una pieza pero Ramírez Limón falleció.
“Me faltaba mucho por prepararme y desarrollar proyectos porque hacía fotos pero no tenían discurso como tal. En 2019 hice otra pieza para una exposición que no se logró y en el 2020 con el encerrón por la pandemia con la oferta que se dió en línea tomé cursos, para un fotolibro que no descartó y me di a la tarea de positivar más imágenes y ver qué podía hacer. Investigue sobre la presencia de chinos en México, la matanza en Torreón de 1911 y me gustó mucho abrevar en la historia”.
A Miguel Espino y Esther Yee también les tocó trabajar con niñas y niños dentro de los Semilleros Creativos y trabajaron en el desarrollo de proyectos. Fue cuando apareció la primera edición del Concurso Nacional de Fotografía Javier Ramírez Limón. Él aceptó el reto desde entonces pero fue en el presente año que lo obtuvo.
Miguel Espino se enteró casi de última hora de que fue el ganador porque no recibe llamadas de números desconocidos y casi abordando el avión para ir a la ceremonia le llamaron para enterarle que había sido elegido. Su trabajo, hermosamente bordado, ahora forma parte del acervo sonorense. Pero hoy el artista genera una maqueta con la idea de crear un fotolibro.
“La idea es presentarlo el próximo año en el Centro de la Imagen porque hay un encuentro donde los presentan y ponen a disposición para ver quién se interesa en la publicación. El proyecto sigue, me interesa hacerlo en la búsqueda de la comunidad china en el norte. Ir sobre mi línea de memoria y migración. Ojalá me alcance la vida porque me siento más comprometido”.
dahh.