JooWan Kim comenzó el concierto sentado frente al piano, llevando sus dedos con soltura y precisión de un compás a otro. Lo usual para cualquier pianista experimentado. Pero pronto ocurrió lo insólito: el músico se incorporó para, con sus manos, dar energéticas indicaciones a los jóvenes instrumentistas de Semillero Orquesta Jóvenes Líderes de León. Y así transcurrió el resto del concierto: con un pianista que, radiante de pasión por sus composiciones, no logró quedarse quieto.
Kim (director musical, pianista), Unity Lewis (MC), Yung Phil (bailarín), Lyman Jerome (baterista) y Christopher Nicholas (director ejecutivo), integrantes del ensamble Mik Nawooj, llegaron al escenario de la Alhóndiga de Granaditas como uno de los actos musicales de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino. Y para su primera vez en Guanajuato sumaron el talento de la soprano mexicana Carolina Herrera y de la Orquesta.
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Tras dos piezas y el grito de Unity que generó una ovación – “Guanajuato, ¿cómo estás? Viva México” –, la declaración de intenciones de lo que ocurría sobre el escenario cervantino ya era evidente: un desafío a los dogmas de la música clásica y el hip hop.
Esto fue más notorio cuando pianista tomó el micrófono para introducir a tres canciones, “deconstrucciones sobre Mozart, Beethoven y Bach”; por ejemplo, la estructura de Las bodas de Fígaro aderezara con los versos del MC y guiada por la cadencia del baterista al golpear el bombo y la tarola.
El director musical detalló que las compuso durante la pandemia con el fin de “sentirme mejor”, por lo que al final de cada una incluyó “momentos diseñados para hacerlos sentir así”: la aparición de Yung Phil en el escenario con coreografías taciturnas – llenas de backslide, paso popularizado (y renombrado) por Michael Jackson como Moonwalk – que incluso captaron la atención de aquellos que iban pasando por la calle paralela a la Alhóndiga.
La desconstrucción de los clásicos generó aplausos, pero la noche aún era joven y faltaban sorpresas. Otra llegó muy pronto: “¿Conocen el trap?”, preguntó Kim – dueño total del micrófono entre canciones –, a lo que los más jóvenes respondieron afirmativamente. Acto seguido, el ensamble soltó una pieza con este ritmo como base, pero llena de violines.
Mik Nawooj unificó, durante casi hora y media, músicas que muchos de los presentes en la noche cervantina concebían como distantes. Mención destacada a las letras de Unity, que versaron sobre discriminación, unidad y derechos humanos elementales. También a Carolina Herrera, soprano nacional que con ocasionales solos demostró que su camino es ascendente.
Y en todo momento, Kim, parándose del escenario para dar indicaciones, hablar, recoger sus partituras... Evidenciando lo que es vivir el arte con pasión.
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hc