Avelina Lésper lo volvió hacer. La directora de la Colección MILENIO Arte presentó esta noche su libro El fraude del arte contemporáneo (Madre Editorial) en la Librería Mauricio Achar de Gandhi, y como ha venido sucediendo en otras presentaciones fue un éxito total.
“Observar el sonido, el color, observar. En ese momento inicia el arte, un artista que no sabe observar no puede crear”, así arrancó Lésper la presentación de su libro en un salón a toda su capacidad y con lectores que se quedaron de pie.
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El fraude del arte contemporáneo nació después de que la crítica rompiera una obra en una feria de arte: “La obra se deshizo como si supiera lo que pensaba de ella, pues ese objeto no era arte”.
“Cuando vemos un objeto, una obra o un evento que no nos satisface, nos damos cuenta de que no es arte, que no significa ni vale lo que nos está diciendo y tampoco ocupa ese espacio emocional dentro de nosotros. No, eso no es arte”, agregó.
Arte VIP
Con su libro, ella invita al lector a que “todos rompamos con el arte contemporáneo VIP, video, instalación, performance, un falso arte sostenido en la mediocridad, la especulación económica y el enchufismo”.
Un matrimonio, un par de punks, jóvenes, estudiantes, escucharon atentamente a la crítica de arte con libro en mano y en espera de autógrafo y foto con ella, claro.
“Para todos los que queremos crecer en el sentido de nuestra descripción, escribí este libro. es para todos ustedes, para tener los argumentos y entender por qué tenemos esa necesidad y sentir cómo explotarla. Tenemos que confiar en nuestros sentidos”, explicó.
“El arte no es un ente privilegiado por un grupo y no, no cualquiera puede ser artista, pero para contemplar el arte no necesitamos doblegar nuestra inteligencia, instinto, negarnos a nosotros a mismos y asumir algo que nos están diciendo, algo de manera artificial. Eso no lo necesitamos”, opinó.
En su charla, Avelina Lésper habló del arte, de la descripción como sentido humano, del poder de la música, las emociones y del humano como un ser que debe de observar y describir lo que sucede a su alrededor.
“Escribí pensando en ustedes, en los que estudian arte, los que van a un museo, ven una obra de teatro. Pensé que era necesario hacerlo pues tengo un compromiso con el arte, con los artistas y con las personas que contemplan el arte”, explicó.
Con su público
La directora de la colección de MILENIO arte abrió el micrófono a su público.
“Los jóvenes están estudiando, creando y aprendiendo con una inclinación hacia el arte y trabajando con disciplina en varias vertientes, por eso es falso pensar que el arte está solo dentro de los museos o galerías. Eso no pasa”, dijo.
Lésper crítico el arte ONGero “porque es fácil hacer chantaje social para hacer obra, pero las buenas intenciones no son arte”.
Para ella, actualmente los museos están llenos de cosas bonitas “y nos hacen creer que una obra de Jeff Koons, un perrito, es belleza o la bailarina fuera del Jumex. No, eso es una vulgaridad, es kitsch y nos lo venden así”.
“Es muy difícil crear belleza, significado, sentido, es más fácil el impacto al espectador, como si fuera la casa de los sustos. No vamos a eso, eso es muy fácil, vamos a otra cosa, y es una búsqueda importante que no debemos abandonar”, aseguró.
Una joven le preguntó: “¿Hay algo que realmente te enchile en el arte?”.
“La demagogia, el arte contemporáneo está lleno de demagogos, me molesta mucho. Y las migajas que le dan al arte, además que ha servido solo para hacerse la foto, como ahora, con la calzada flotante, que es una ridiculez, todos van ahí. Todo eso me enerva porque conozco lo que pasa en las tripas de los museos y en las escuelas de arte con tantas carencias y todavía hay gente que hace obras con el pelo de su perro y gana becas”.
Lésper reveló que tiene un gusto culposo con su gatito, al que le gusta El Cascanueces y La bella bella y “se las pongo y las escuchó, ahí. Mea culpa”.
Las preguntas fueron de todos los temas. También le dijeron “gracias por existir”. Ella reveló que quiere un tatuaje yakuza, se rió, hizo bromas, habló de Buñuel, (“un perfecto perverso”) y de que le gusta la película Sunset Boulevard.
La escritora, quien como dijo un lector: “no tiene pelos en la lengua para criticar arte”, terminó la noche firmando los libros que los lectores acercaron ansiosos ante su mesa para llevarse sus palabras, una dedicatoria y estar cerca de ella, quien ha logrado despertar en mucha gente la fascinación por el mundo del arte más allá del VIP.
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