Una larga fila de fans esperan ansiosos en las bellas escalinatas del Palacio de Minería, mientras que Avelina Lésper, directora de la colección MILENIO Arte, aguarda como una enigmática rock star en el salón La Capilla. Detrás de ella, una Virgen de Guadalupe parece mirarla.
Avelina está a punto de presentar El fraude del arte contemporáneo (Madre Editorial) en el marco de la Feria Internacional del Libro.
El público, en su mayoría jóvenes, trae bajo el brazo el libro con portada color rosa fluorescente de Lésper, en el que hace una feroz crítica al arte contemporáneo.
“Los seres humanos somos seres creadores. Cuando contemplamos el arte, hacemos arte, estamos viendo el aquí y ahora. El arte resignifica el presente y va a marcar nuestra existencia”, dice Avelina Lésper mientras varias personas del público sacan su celular para tomarle fotos y presumir el momento bajo un techo de nubes y querubines.
Dejarse llevar
El espacio tiene capacidad de 150 personas y para la demanda de público que quiera verla es insuficiente, muchos se quedan fuera con las ganas de escuchar a Lésper, que es un poderoso imán de lectores.
Ella mueve las manos, alza la voz con autoridad y dice: “Cuando llegamos a una exposición tenemos que confiar en nuestros sentidos y entonces (estos) se entregan al arte, pero podemos decir: ‘Esto no es arte y mis sentidos no me engañan’”.
Para la autora, el libro es un compromiso con eso, con el presente, y es darle significado a lo que tenemos, al único instante que tenemos porque no hay más: “No tenemos el pasado, qué frustración, ni el futuro que es miedo, afortunadamente no lo tenemos”.
En La Capilla todo es silencio, el público está hipnotizado con lo que ella dice. Sus palabras resuenan en el espacio y en la mente de los asistentes.
“Queremos belleza, tenemos esa urgencia de ver algo trascendente, estar frente a obras que se queden en nuestra memoria. El libro es un reconocimiento a los artistas con los que he estado y a todos ustedes que se me acercan para preguntarme de arte. El libro es para todos ustedes”, dice la crítica en su discurso y, claro, provoca aplausos, mientras ella junta las manos a manera de agradecimiento.
Llega el turno del público, quien externa sus dudas sobre el arte contemporáneo VIP y el mercado.
“El arte es conocimiento porque está reflejándonos continuamente y estamos aprendiendo de lo que vemos. ¿El peligro? Es que se ha menospreciado el arte de hacer, de crear. Este tipo de arte (contemporáneo) nos está volviendo estúpidos y está afectando a la inteligencia”.
Entre sus reflexiones comenta que el mercado del arte ha distorsionado la compraventa. “Si es caro es arte, mientras más caro, es más arte. No se dejen engañar, déjense llevar por lo que les seduce, por lo que les motiva, no es una cuestión de dinero”.
Sin embargó, asegura: “Las posibilidades de hacer arte han crecido, la animación, los videojuegos, son fábricas creativas; la música y el cine, que se convirtió en un elemento artístico que nos hizo adictos y qué bueno que la gente se haga adicta al arte”.
Lo que realmente vale
El silencio en el lugar sólo se rompe con sus dardos críticos sobre los performances de matar gallinas o patear hojas de la Biblia como si eso fuera arte, mientras los celulares graban cada palabra de la crítica, que no titubea jamás.
“Es más valiosa una pieza de los artesanos que alguien que lleva tickets de supermercados a un museo diciendo que es arte, es ofensivo que le nieguen el mismo espacio a una tejedora”, opina.
Dice que los artistas que ha criticado en su carrera tienen cero niveles de frustración. “¿Qué es el arte? Un montón de frustraciones, un montón de golpes, es aprender a caerte y levantarte”.
El semblante serio de Avelina Lésper sólo cambia cuando hace algún chiste, un comentario que provoca algunas sonrisas, mientras da un sorbo a su botella con agua.
Los lectores enriquecen la presentación de El fraude del arte contemporáneo (Madre Editorial) con sus dudas, comentarios y preguntas.
“No hemos valorado lo que es el conocimiento, por eso siguen regateando a los artesanos mexicanos, a los diseñadores les piden un dibujito y a nosotros, un textito (risas)”.
Avelina Lésper manda un mensaje a su público: “Tengo mucha esperanza en todos ustedes, en esta sala llena de jóvenes que están creando. Y gracias a ustedes es que el arte va a seguir existiendo”.
Al final, el público aplaude el arte de la palabra, la fuerza de la directora de la colección MILENIO Arte, quien se toma selfies, firma libros, muchos libros, y se deja querer en una de las presentaciones más exitosas de la FIL Minería.
Por supuesto, la firma de libros continuó en la explanada del Caballito, frente al Museo Nacional de Arte, donde recibió cuadros con pinturas de su rostro. Había abrazos, lágrimas. Y la fila parecía no tener fin.
hc