"La calle de las sirenas" de Rocío Coffeen

Las maestras Fitte y Rocío Coffeen nos comparten la historia detrás de “La calle de las sirenas”, una canción que nació como un retrato de la ciudad y terminó convertida en un himno generacional. Interpretada por el grupo Kabah, esta pieza no solo ma

Rocío Coffeen en "El Arte de la Canción II"
Rocío Coffeen y Fitte en "El Arte de la Canción II"
Rocío Coffeen y Fitte en "El Arte de la Canción II"
Hassam San Luis
CDMX /

La canción surge de un momento de introspección. Fitte, su autora, confiesa que no es una persona “de fantasía”, pero que al escribirla se contó su propia historia, escondiendo en cada figura mágica a un personaje urbano:

“Los unicornios, las brujas, los gigantes… y las sirenas, que son las prostitutas. Es el cuento que me conté. Cada quien hace con La calle de las sirenas lo que quiere.”

Así, lo que muchos tomaron como un cuento de hadas fue, en realidad, una crónica disfrazada de fantasía: una ciudad vista desde la inocencia, donde las princesas son las mujeres que trabajan, los duendes los transeúntes, y el castillo podría ser el de Chapultepec o cualquier edificio que resplandece en medio del caos urbano.

Años después, la artista visual Rocío Coffeen reinterpretó la canción desde su propio lenguaje plástico. Su obra convierte esa calle mágica en un universo acuático donde la luna baja a la tierra y se funde con un dragón alegre:

“Quise que la luna fuera un habitante más, que dejara de estar allá arriba. Saqué al dragón del castillo y lo convertí en su compañero. Es un híbrido que flota entre el agua y el cielo”, explica Chío.

Su dibujo está lleno de movimiento, curvas y misterio, un reflejo de esa misma fluidez que Fitte reconoce haber perdido con los años, pero que la canción le devolvió al revisitarla.

“Cuando la escribí, todavía podía dejarme fluir. No pensaba tanto, simplemente me conté una historia”, dice Fitte, evocando la libertad creativa de sus veinte años.

"La calle de las sirenas" de Rocío Coffeen

El encuentro entre ambas creadoras, se convierte en un diálogo entre música y pintura, entre lo urbano y lo fantástico. Avelina lo resume así: “Este dibujo es un vaticinio de buena suerte. La fluidez siempre regresa, como las curvas de este universo acuoso.”

“La calle de las sirenas” y la obra de Rocío Coffeen terminan encontrándose en un mismo punto: la transformación. Ambas proponen mirar la realidad con ojos nuevos, descubrir la belleza en lo cotidiano y recordar que la fantasía también vive en la calle, entre luces, sombras y canciones.

Para Fitte, esta canción fue una manera de reconciliarse con su entorno; para Coffeen, un ejercicio de libertad visual.

En ambas late la misma idea: que el arte, cuando nace de la intuición, tiene el poder de devolvernos la fe en la magia —esa que, por un instante, nos hace creer de nuevo en los cuentos de hadas.

Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.


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