La “Mi querido capitán”, escrita hacia 1920, mezcla el humor del cabaret con la elegancia del fox trot, un ritmo moderno para su tiempo. En ella, un capitán presume su valentía en el campo de batalla, pero confiesa que cuando se enamora “es general de división”. Una letra juguetona, romántica y audaz, que conquistó al público de los teatros de revista.
Inspirada por esa energía, Sofía Martín —una artista joven proveniente de Guadalajara— encontró en “Mi querido capitán” una oportunidad para dialogar con el pasado. “Sentí que tenía algo de cabaret, de vedette, de plumas y corsés. Todo eso me encanta. Quise traer de vuelta ese glamour”.
Su dibujo recrea un cartel de los años veinte: un capitán de mirada orgullosa y tres figuras femeninas que equilibran la escena. Martín investigó vestuarios, poses y texturas de la época, incluso contrató a una modelo para capturar la actitud y el gesto precisos. “No quería que fuera arrogante, sino valiente. Que tuviera el porte de quien sabe quién es.”
“Mi querido capitán” surgió en un México posrevolucionario, cuando el país comenzaba a modernizarse. En esos años, los militares eran parte de la vida cotidiana y del imaginario amoroso. “La canción refleja ese tiempo en que la política, la milicia y el espectáculo convivían en el mismo escenario”, explica Avelina Lésper durante el programa.
El dibujo de Martín, por su parte, conecta con esa mezcla de frivolidad y crítica. Su trazo —hecho con líneas, puntos y texturas libres— captura la vitalidad de los años veinte y la emancipación femenina que comenzaba a gestarse. “Fue un viaje en el tiempo”, confiesa la artista. “Volver al dibujo, experimentar con técnicas tradicionales, escuchar la canción en bucle… todo me transportó a esa década en la que las mujeres empezaban a ser audaces, atrevidas, libres.”
Más que una simple reinterpretación, la obra de Sofía Martín es un homenaje al poder del arte para dialogar entre generaciones. La canción, que en su momento fue un éxito de masas, regresa un siglo después transformada en un símbolo visual del mismo espíritu que la vio nacer: la ironía, el encanto y la elegancia de un país que aprendía a reírse de sí mismo.
“Mi querido capitán demuestra que la música puede ser memoria y espejo —concluye Lésper—. Y que el arte, cuando se hace con pasión, no envejece: simplemente cambia de forma para seguir contando nuestra historia.”
Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.