Alberto García Grillasca y Santiago Hernández Zarauz fundaron Minerva editorial porque querían hacer los libros que no encontraban en ninguna parte, así arrancó el sello, que ya rebasó los cinco años de existencia.
“Sin tener muy claro hacia dónde ir, inauguramos Minerva editorial, primero porque es el nombre de la calle donde nací, pero también es la diosa del conocimiento y la diosa de la guerra. Invocamos a la musa para que nos diera cierta guía para de alguna manera hacer camino y ver a dónde chingados nos lanzábamos con una editorial”, dijo Santiago Hernández Zarauz a MILENIO.
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La amistad entre Santiago y el ilustrador y diseñador industrial Alberto García Grillasca nació hace más de 12 años en lo que ahora es Casa Patricio, un laboratorio de proyectos culturales.
“Yo iba a la casa y me enamoré de las libretas y los dibujos que hacía Alberto. Le decía que me enseñara a dibujar y empezamos a hablar de lecturas, mucho del Quijote o de Cien años de soledad. Nos llamaba la atención hacer libros que no encontrábamos en ninguna librería”.
Hernández dice que les interesaban los diarios de viajes de personas que admiraban “y que ya no viven, en ese diálogo muy raro y sabroso que nos dan los libros”, agregó el entrevistado, hijo del escritor Jorge F. Hernández.
Minerva editorial arrancó con una colección que se llama Ínsula, como aquella promesa que el Quijote hizo a Sancho Panza: “Te voy hacer rey de la ínsula Barataria”. En ella utilizaron Enrico, la primera tipografía cortada en América por el cosmógrafo e ingeniero Enrico Martínez, en el siglo XVI.
“Comenzamos publicando diarios de viajes como Michel de Montaigne, padre del ensayo, Viaje a Italia por Suiza y por Alemania (1580-1581). La onda era tener un género que fuese híbrido, anfibio, y el diario de viaje es narrativa, ensayo, verso, gráfica porque es un texto que se escribe mientras se navega, y nos volvió locos. Ahora lo estamos reeditando y en lugar de sacar una novedad en esa colección, quisimos volver al origen”.
Clásica y rebelde
Otra colección de Minerva se llama Lápiz, que arrancó con Verónica Gerber y el libro Las palabras y las imágenes, y con Jorge F. Hernández y Cuarentínimos para la Cuentena, que está ilustrado por Miguel REP. Recientemente publicaron Tráfico de almas, de Mateo García Elizondo (nieto de Gabriel García Márquez).
“Tráfico de almas es una absoluta maravilla y por eso decidimos editar libros de cuentos, darles una superficie como si se tratara de una novela. Hay quien dice, de manera vulgar, que el cuento es el día de campo de un escritor, pero no, es igual o más complejo que el relato largo; en palabras de Julio Cortázar, en el género del cuento tienes que ganar por nocaut y no por decisión”, explicó.
Además, la editorial lanzó la colección Libros monstruo, una “travesura” editorial. “Son libros de arte o libros de artista y hasta ahora solo tenemos un título que se llama Cuon, de Fabiana Vinagre y Yuri Tuma, pero es un libro que solo se puede leer si se rompe, es performático”, dijo.
Santiago Hernández, quien además es músico y junto a su hermano tiene el grupo de música Zarauz, aseguró que Minerva es una editorial muy clásica pero al mismo tiempo rebelde.
“La primera colección tiene libros muy cuidados, como los de Gallimard, la editorial francesa, y la otra sí es un desmadre, con el libro de Mateo que se despliega, se abre, se desborda. Hacemos pocos libros al año pero procuramos que se coloquen y se activen bien. Decía Esther Tusquets que las editoriales son catalizadoras de energías y suscribo totalmente eso, que permitan el encuentro y que el libro se salga de su propia frontera”.
Santiago Hernández Zarauz opinó: “El mundo del libro, dicho con todo el respeto, es un mundo muy precarizado en general, sin embargo, donde nosotros hemos encontrado cómo mantenernos a flote es con las coediciones, lo hicimos con la Universidad Autónoma de Nuevo León y ahora con la Fundación Ildefonso Vázquez para que nos ayudara con el libro de Michel de Montaigne”.
Comentó que más allá de tener una distribución muy amplia, “lo que hacemos es estar en librerías de nicho donde sabemos que está nuestra comunidad. Se podría decir, de una manera muy banal, que así es el modelo de Minerva editorial, aunque así como está el infortunio de mercado, también está la fortuna de la comunidad y creemos que esto es una carrera de largo aliento, nada más hay que irse redefiniendo con cada nuevo título. Mi vida gravita en conocer personas, en hacer música y hacer libros”.
La editorial tiene presencia en Colombia, Italia y España. En el equipo confluyen los talentos de Gonzalo García Barcha (diseñador, pintor, tipógrafo ilustrador y editor de libros), Juan Pablo León Salazar (encuadernador), Andrea Pliego y Catherine Rendón (edición), Valeria Villalobos (coordinación editorial) y Alejandro González Ormerood, Camilo Rodríguez y Laura Origa (traductores de la colección Ínsula), entre otros.
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BSMM