El arte ha sido una forma de expresión pero también de denuncia y una forma de darle visibilidad a una de las muchas violencias a las que se enfrentan las mujeres y madres: la violencia vicaria.
“Yo estudié en Bellas Artes, siempre me he dedicado al dibujo y es mi medio de expresión. Yo decidí, (en respuesta) a un abuso más de las autoridades, volcar mi trabajo, que debería estar dedicado a la resistencia y sobrevivencia del patrimonio cultural del país, y he tenido que dedicarme a concientizar sobre violencia vicaria”, dice la artista y madre buscadora Claudia Jiménez.
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Lo vivido está plasmado en el proyecto Calendario Vicario, una obra en la que participa también Gloria Monterrubio, otra de las muchas voces que buscan justicia para estar con sus hijas, pues esta violencia está ejercida por el progenitor, que separa a madres e hijos.
El calendario “no es un conjunto de ilustraciones y un cronograma, es una obra conceptual que invita a la gente a pensar en el tiempo que se busca a un desaparecido. Todo eso me llevó a hacer este calendario, por supuesto, acompañada de mi compañera Gloria”.
Lo recaudado en la compra de este calendario servirá para apoyar este movimiento. La fecha de inicio es el 10 de mayo de 2023 y termina el 10 de mayo de 2024, contiene ilustraciones de ambas artistas y está respaldado por el Instituto de la Mujer del Estado de Morelos. De forma paralela, en Tilia Café, ubicado en Colima 226, en la colonia Roma, son exhibidas y puestas en venta las ilustraciones de Claudia Jiménez y Gloria Monterrubio.
Origen y significado
El término violencia vicaria surge en España a través de la psicóloga Sonia Vaccaro, quien busca crear conciencia sobre un delito que ocurre en la intimidad y en el interior de una casa o de una familia y que, por lo mismo, se consideraba “privado”, porque es perpetrado por la pareja.
“La violencia vicaria es el resultado de otras violencias que la anteceden, como la violencia psicológica, sexual o la económica, que está tan normalizada en nuestra sociedad machista. Es un daño que también se le hace a las infancias. Nosotras como adultas tenemos herramientas que nos permiten salir adelante, pero a las niñas y a los niños que los dejan sin su mamá, no”, explica Gloria Monterrubio.
Las consecuencias son diversas, pero una de ellas es “que infancias que han sido recuperadas, regresan completamente quebradas y con heridas emocionales gravísimas, que se tendrán que sanar a través de los años, con una adecuada terapia, pero hay que considerar que la terapia psicológica en nuestro país pareciera un lujo”, agrega Monterrubio.
Muchos son los nombres de mujeres que están en la búsqueda de encontrarse con sus hijos, una lucha en la que todas se acompañan y se apoyan.
Historias
En el Frente Nacional contra Violencia Vicaria hay más de 3 mil 200 madres del país. El problema, puntualiza Jiménez, es que “sigue existiendo una brecha histórica que impide que las mujeres tengamos el mismo acceso a la justicia porque sigue habiendo una visión predominantemente machista”.
En el caso de Claudia Jiménez, “estoy esperando justicia para mis hijos porque tengo dos años y siete meses sin verlos: se los llevó mi ex pareja porque es una persona muy violenta y que está vinculado a proceso y que ha gozado de mucha impunidad en el estado de Morelos”.
La situación de Gloria Monterrubio es diferente, pues sus hijas fueron sustraídas en 2020, y estuvieron incomunicadas.
“Yo las recuperé a través de la Fiscalía General de la Ciudad de México, Policía de Investigación. La verdad es que, en mi caso, la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México me ayudó mucho a recuperarlas, pero no ha sido del todo porque su progenitor me ha seguido demandando y nos las puedo tener, así que están en tutela de una de mis hermanas. Mi ganancia es que ya no están con él”.
Este camino no termina y ambas artistas continuarán con su lucha social y a través del arte.
PCL