Ya no somos solo inspiración en la música; queremos interpretar: Leticia Gallardo

La Banda Regional Femenil Mujeres del Viento Florido se presentará con la cantante Alejandra Robles La Morena en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

El concierto está dedicado a las mujeres indígenas. (Cortesía: Teatro de la Ciudadad Esperanza Iris)
Ciudad de México /

Estudiante de percusiones en el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam), de Santa María Tlahuitoltepec, en Oaxaca, Leticia Gallardo se inició en la música desde los ocho años. Pronto formó parte de la Banda Filarmónica del CECAM, luego de la banda municipal y más tarde de una banda de maestros, la cual dirigió durante cinco año.

Desde 2009 es la directora de la Banda Regional Femenil Mujeres del Viento Florido, que se presentará el próximo sábado 5 de marzo a las 19:00 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. El concierto denominado Por las que nunca tendrán voz “está dedicado especialmente a aquellas mujeres que murieron en la lucha por la igualdad, pero también a las mujeres indígenas que por sus usos, costumbres y tradiciones nunca tendrán voz”, de acuerdo con Leticia Gallardo.

En entrevista, la directora de Mujeres del Viento Florido dice que la agrupación nació en 2006, con el apoyo de los padres de familia de la comunidad. “Empezamos a juntarnos, a buscar los instrumentos y a organizar los ensayos porque no había espacio para las mujeres para seguir haciendo música. Ya habíamos dado el tequio y el servicio a la comunidad y a la institución, pero queríamos seguir adelante”.

Hasta la fecha han grabado dos discos, Mujeres y Viento florido: Homenaje a compositores tradicionales oaxaqueños. La agrupación también colaboró con Mon Laferte en la canción “Se va la vida” y con Lila Downs en “Mujercita músico”.

—¿Cómo ha sido posible mantener esta banda?

Ha sido difícil porque es un organismo autónomo, pero seguimos adelante gracias al trabajo de tequio y la colaboración de las integrantes, quienes hemos estado en la banda en diferentes años y generaciones. Ha sido más una cuestión de aportar cada una de nosotras y así la hemos mantenido. También hay gente que nos ha apoyado cuando hemos grabado los discos o cuando nos invitan a tocar y nos dan una pequeña gratificación. Vamos ahorrando para comprar algún instrumento o nos los han prestado. Ha sido una suma de muchos esfuerzos. Hace un año el Gobierno Federal nos apoyó con unos instrumentos, lo que ha dado la oportunidad a otras compañeras, porque a veces cada instrumento es ocupado por dos o más personas.

—¿Qué significa tener una banda de mujeres?

La intención no es mostrar que somos más o somos menos, solo queremos ser parte activa de los eventos culturales y artísticos de nuestras comunidades y nuestro estado. Y queremos hacerlo dentro de la música tradicional, porque es parte de nosotras. Queremos ser la parte activa, porque las mujeres ya no somos nada más la inspiración de las canciones; queremos interpretar y además ir creando repertorio para las bandas tradicionales. En cuestión de sonido no podría decir si existe una diferencia en nuestra banda por ser mujeres, pero hay gente que nos ha dicho que sí, que hay una esencia que hace especial la interpretación de las piezas.

—¿Qué significa tocar en este ciclo de actividades que destacan la presencia de la mujer en la música?

Lo importante es que estamos tratando de generar espacios para que las mujeres tengamos más posibilidades de desarrollo, en nuestro caso en el ámbito musical. Soy muy consciente de que hay mucho más qué hacer, que no es nada más promover esta labor durante el mes de marzo sino que tiene que ser una tarea de todos los días.

—¿Cómo piensas que ser parte de la agrupación ha impactado en la vida de las integrantes?

El hecho de hacer música nos ha hecho apoyarnos entre nosotras, lo que nos ha permitido ir más allá del rol de ser exclusivamente madre de familia y cuidar a los hijos. Viento Florido abre una posibilidad para hacer las cosas que nos gustan, lo que nos apasiona, que es la música. Las integrantes de la banda, de distintas edades, se sienten bien estando aquí, y si se abren estas posibilidades de desarrollo es gracias al esfuerzo colectivo. Vamos tomando fuerza y cambiando nuestra forma de pensar, en el sentido de que podemos hacer cosas que hace muchos años era imposible pensarlo.

Como las integrantes van de los 15 a los 45 años, también hay una convivencia de generaciones. En los pueblos originarios las abuelas enseñan a las hijas y luego a las nietas y así es nuestro aprendizaje. Actualmente como que se va perdiendo la convivencia de generaciones, pero en la banda esta relación intergeneracional genera mucho aprendizaje. La música es un pretexto. Claro nos sentamos, tocamos y disfrutamos esa parte, pero también hay otras cosas que se desarrollan gracias a esta convivencia.

—¿Qué repertorio van a interpretar?

Básicamente repertorio tradicional para bandas, con énfasis en compositores oaxaqueños. Aquí hay muchísimo talento que se refleja en creaciones de diferentes épocas de nuestra historia, de ahí que interpretaremos canciones populares como “Flor de piña”, “Mujeres del viento florido”, “El feo”, “Alingo lingo”, “La bruja”, “Naila”, “La Llorona” y “Dios nunca muere”, que serán interpretadas por Alejandra Robles La Morena. Es una amiga a quien hemos acompañado en otras ocasiones.

Siempre vamos a tratar de acompañarnos entre artistas, que es otra forma de crear una red de mujeres en la que, aunque cada una tiene su trayectoria, es posible trabajar juntas. Cada colaboración, como las que hemos tenido con Mon Laferte o Lila Downs, es un aprendizaje. Primero, valoramos que se nos tome en cuenta y, segundo, todas aprendemos de todas. Esto nos permite crecer musicalmente porque cada vez las exigencias son distintas, pues cada artista es diferente. Nosotras tratamos de dar lo mejor como representantes de la música tradicional, máxime si se trata de escenarios en los que no nos hemos presentado, como es el caso del Teatro de la Ciudad.

PCL​

  • Patricia Curiel
  • patricia.curiel@milenio.com
  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.

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