El gesto y la huella es la síntesis de la poesía visual que la artista Carmina Hernández compartirá con el público en el Museo Nacional de la Estampa (Munae), a partir del jueves 26 de agosto.
Dicha museografía, de 59 obras que la artista elaboró durante los últimos cinco años, integra algunos textos poéticos que dieron origen a su poesía gráfica, donde el tema principal es la exploración del cuerpo humano, plasmado en diferentes posturas.
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Carmina Hernández (Ciudad de México, 1961), explicó en conferencia de prensa virtual que a través de las xilografías, sus libros de artista y bordados, descubre un dibujo gestual en tinta china, espontáneo, libre y gozoso.
En su momento, Emilio Payán, director del Munae, detalló que en dicha muestra el hilo conductor es el cuerpo humano, el cual se presenta en diferentes soportes: en papel, en tela y en madera.
En tanto que al hablar de la instalación monumental en madera, Entre mis corazones, consta de una placa en xilografía de gran belleza: “Ver sus placas y sus impresiones es verla a ella: bailarines, clavadistas, corazones ahuecados, aves en el cielo, troncos y paisajes. Ella dibuja el viento con la mancha y el accidente, ama lo que hace, narra con versos lo que percibe”.
Ana Carolina, curadora de la muestra El gesto y la huella, indicó que las obras de Carmina son un reflejo de su personalidad. Su proceso de creación de Carmina es pausado, todo lo hace con su tiempo y le dedica un momento de reflexión.
“Ella dedica el tiempo a grabar las pequeñas placas, a componer, a estampar, a distinguir cada una de las xilografías con un trazo que ella llama ‘el gesto’, con un trazo de tinta, que al tiempo que es una forma de distinción de cada una de las obras que las hace únicas, es también el punto que las une como en familias y en series, dependiendo del color y del tipo de xilografía”, apuntó la la curadora.
Para el escritor Alberto Ruy Sánchez, autor de uno de los textos que forman parte de esta exhibición, “cada trazo de Carmina es una especie de letra recién inventada que nos hace leer con todo el cuerpo. Nos vuelve escritura. Nos entrega a la poesía de la vida. Pero también nos vuelve, por un segundo al menos, signos en la manera que ella tiene de mirar los cuerpos. Nos vuelve espectadores participantes, parte activa de su poesía visual”.
El Museo Nacional de la Estampa se ubica en Avenida Hidalgo 39, en el Centro Histórico, en la Ciudad de México.
yhc