En esta temporada navideña y ante la crisis de covid-19, las tradicionales muñecas otomíes conocidas como Lele, consideradas Patrimonio Cultural del estado de Querétaro, han tenido que adaptarse con la esperanza de recuperar la economía para más de 10 mil artesanas de la región.
Originarias de Amealco, Querétaro, las artífices han padecido una complicada situación económica por las medidas de confinamiento, por lo que ahora ofrecen a sus clientes estas tradicionales muñecas indígenas decoradas para sus pinos navideños, y hasta nacimientos.
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La artesana Lucía García tiene un taller en la comunidad de San Ildefonso Tultepec, el cual da trabajo a una decena de mujeres que mantienen sus bordados tradicionales en productos artesanales. Sin embargo, su negocio ha registrado ventas bajas a lo largo del año, por lo que se ha visto en la necesidad de reinventarse.
"Nosotros sí vivimos esta temporada o este año de la pandemia muy difícil porque en un inicio cerraron todo y nuestras ventas son de vender de persona a persona, de estar muy en contacto con nuestros clientes, de buscarlos, de ofrecerles, y con la pandemia no se podía”, comentó a la agencia EFE.
Adaptación necesaria
La muñeca otomí es una tradición con más de 100 años en Amealco y en 2018 fue nombrada Patrimonio Cultural de Querétaro. Se estima que 10 mil mujeres indígenas se dedican a la fabricación de estas muñequitas llamadas Lele, que en otomí significa bebé.
"La muñequita artesanal se ha adaptado a esta época navideña, lo que se buscó es que cumpliera con lo que los clientes quieren, que es tener la muñequita que pueda adornar sus hogares en estas épocas. La muñequita es elaborada por artesanas en la comunidad, quienes ponen mucha dedicación para que pueda alegrar la vida de las personas que la compran" dijo María Guadalupe Cruz, una de las trabajadoras del taller de Lucía García.
Así lucen las tradicionales muñecas Lele como Santa Claus
La idea ha tenido aceptación entre su clientela, también por la variedad de adornos navideños que ofrecen, como un nacimiento único elaborado con las famosas Lele, que pueden ser personalizadas por sus clientes.
"Le ponemos el color que nos piden o el color que nosotros vemos también que es navideño y los colores que se adapten. Sí les llamó la atención y esperemos que sigan conociendo lo que hacemos y que consuman lo hecho a mano", expresó María Guadalupe.
Para el árbol navideño, prepararon en específico unas muñequitas vestidas con los colores de la temporada, en lo que termina por ser un sincretismo cultural, afirmó Eva María García, hija de la dueña del taller.
"Es una muñeca vestida de rojo y con un gorrito de Santa Claus. Esto no es como para que queramos cambiar nuestra cultura porque es una tradición de otro lado, pero buscamos que nuestra muñeca también pueda incluirse con otras culturas", justificó,
Las muñecas otomíes han viajado a exposiciones en España, China, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y otros países para mostrar la cultura autóctona y mexicana.
CAR