La bailarina y coreógrafa mexicana Evelia Beristáin, quien perteneció a una generación de creadores que se caracterizaron por la búsqueda de nuevas propuestas artísticas dentro de una conciencia nacionalista, murió el 25 de febrero.
La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez, escribió en su cuenta de Twitter: “No le digo adiós, Maestra Beristáin, sino hasta siempre”.
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Evelia Beristáin nació en la Ciudad de México el 7 de enero de 1926 y estudió en la Escuela Nacional de Danza con los maestros Gloria y Nellie Campobello, Francisco Domínguez, Yol-Izma, Estrella Morales, Linda Costa y Enrique Vela Quintero.
“Desde pequeña me entusiasmaba la danza y mi mamá buscó una escuela oficial de danza para mí, hasta que se enteró que había una en Bellas Artes, la única del país, la Escuela Nacional de Danza de las hermanas Campobello. Empecé ahí a la edad de 12 años, en 1939. Para mí no había peor castigo que decirme no vas a tu clase de danza. Fue casi una obsesión estudiar danza”, contaba la bailarina.
A lo largo de su trayectoria artística se hizo acreedora a diversos premios y reconocimientos, entre ellos, al homenaje Una vida en la Danza en 1987, Premio Único a la Excelencia Académica del INBAL en 2001, Medalla del INBAL en 2008 y Mujeres en el Arte en 2009.
Fue en 1943 cuando se inició como bailarina con el Ballet de la Ciudad de México, donde interpretó el repertorio de danza clásica de obras nacionalistas de las hermanas Campobello, y un año después incursionó en la danza moderna.
Posteriormente se integró al Ballet Waldeen, donde se contagió de la búsqueda nacionalista, por lo que fue cofundadora de diversas compañías y escuelas que permitieron el desarrollo del campo dancístico mexicano como la Academia de la Danza Mexicana y el Ballet Nacional de México.
“Con Waldeen tuve mi primer encuentro con la danza moderna. Fue mi primera temporada como profesional y me impactó muchísimo. Allí dije: Evelia, eres bailarina, ni hablar, ya no puedes hacer ninguna otra cosa en tu vida más que bailar. Sí, porque te sientes realizada. Gozas cada función, gozas cada clase”, refería.
Realizó con el Ballet Mexicano una gira en 1957 por Venezuela, y en ese país, creó en 1960 la primera escuela oficial de danza y la compañía Danzas Venezuela, para la que hizo obras de tendencia nacionalista; además, efectúo una importante labor educativa y creativa en el país sudamericano.
“Desde que empecé a bailar, hemos seguido una tendencia hacia lo nuestro, nuestras raíces. Allí tenemos valores, tenemos realmente riquezas y no podemos evadirnos si queremos ser artistas y desarrollar una labor social en nuestras vidas”, aseguraba.
En 1973 formó parte del Fondo Nacional para el Desarrollo de la Danza Popular Mexicana (Fonadan), institución enfocada al fomento e investigación de la danza tradicional mexicana, y en 1975 participó en la Asociación Mexicana de la Danza e inició su labor docente en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBAL.
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