El bailarín y coreógrafo Paul Taylor, considerado una de las mayores influencias de la danza moderna de las últimas seis décadas, murió en Manhattan a los 88 años de edad.
Su muerte fue confirmada por la portavoz de la Compañía de Danza Paul Taylor, Lisa Labarado, que señaló una falla renal como la causa del fallecimiento.
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Nacido en Pittsburgh en 1930, el artista fue reconocido en la danza por su poderosa musculatura y su incisiva personalidad, cuando bailó bajo las órdenes de importantes coreógrafos como Merce Cunningham, Martha Graham y George Balanchine.
Su trabajo, que transportó la imaginación poética a la danza, procedió del estilo experimental de la década de los 50, cuando comenzó a crear piezas desgarradoras y exhuberantes que fueron incluidas en el repertorio de varias compañías de danza.
En los 60, comenzó a colaborar con el pintor Alex Katz, con quien continuó trabajando de forma esporádica hasta 2014 y con quien creó algunas de sus piezas más excepcionales, como Sunset (1983) y Last Look (1985).
A principios de los años 70, Taylor dejó de lado el baile para concentrarse en la coreografía, y en la compañía que llevaba su nombre actuaron bailarines de fama internacional como Rudolf Nureyev, Pina Bausch y Twyla Tharp.
Otra pieza que destacó de Taylor fue Esplanade (1975), reconocida inmediatamente como una obra maestra que exploraba los movimientos del peatón, sus andares, carreras o caídas, al ritmo de música de Bach.
Una larga lista de creaciones entre 1975 y 1985 también pasaron a ser consideradas clásicos, junto con algunas de sus piezas más tardías, como Beloved Revenge, de 2008.
"¿Las obras que más me satisfacen? Aquellas en las que estoy trabajando", dijo en una entrevista en 2011 mientras ensayaba To Make Crops Grow. "Es el proceso de trabajo lo que me gusta. Una vez que está listo, quiero sacarlo todo de mi mente. Prefiero olvidarlo".
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