El Museo Cabañas, de Guadalajara ha inaugurado en los últimos diez días dos exposiciones, La difícil experiencia de salir de experiencias difíciles de José Luis Sánchez-Rull y Chimino Barba de Diego Martínez.
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“La difícil experiencia de salir de experiencias difíciles” se expuso ya de noviembre a febrero en la Sala de Arte Público David Alfaro Siqueiros (SAPS) de la Ciudad de México. De acuerdo con Víctor Palacios, curador de la muestra “Se trata del trabajo que Sánchez Rull realizó en los últimos cinco años, basado en la lectura de tres libros: La caza del Snark de Lewis Carroll, Solaris de Stanislao Lem, e Historia del endemoniado Pacheco, relato de la novela Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki. Me parece que José Luis logra plasmar el contenido de estas tres grandes obras literarias mezclado con una serie de recuerdos, memorias y experiencias particulares de una forma en la que el texto y la imagen siempre están dialogando y se están contaminando constantemente”.
Luego agregó: “José Luis es uno de los artistas más importantes de México, con una trayectoria de más de 30 años como profesor de dibujo en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Su obra es un gran reto a nivel visual e intelectual, tiene un contenido psíquico que te seduce, y debido a este cúmulo de información con referencias que tienen qué ver con la cultura pop, la Historia del Arte y el rock. El resultado son obras con muchas capas de información y lecturas. Eso es algo que a la vez puede parecerte inhóspito y difícil. Su obra está siempre en esta posibilidad de fascinarte y por otro lado casi expulsarte”.
Palacios dijo además que la muestra estaba programada para inaugurarse el 2 de abril, pero que la pandemia paró todo “Lo más complicado para presentarla fue esperar que pudiéramos abrir las salas, porque trabajar con José Luis, siempre es fantástico. Otro aspecto complicado fue montar las piezas de manera que las series de cada libro estuvieran intercaladas y no presentarlas cada una por separado”.
Para Sánchez- Rull, estas piezas “tienen que ver con la idea de sobrevivir a los radicales antagónicos estados anímicos por los que uno pasa incluso en un día. Aunque parezca algo chistoso, recordemos que Lichtenberg decía que pensaba de una manera acostado y de otra parado. La idea surgió debido a este vaivén de emociones que quiero dejarlas pintadas, alegorizadas, escritas, representadas, convertidas en símbolos tal y como aparecen en esta obra que presento aquí. Willy Kautz, visitó mi taller y le dije encuéntrame un lugar donde exponer esto porque voy a acabar destruyéndolo. Entonces se dio a la tarea de curar la muestra que presentamos en la Sala de Arte Público David Alfaro Siqueiros de noviembre de 2019 a febrero de este año.
El artista detalló que en su perspectiva los libros en los que basó su trabajo son los mejores. “Los mejores libros son los que de alguna manera te han calado, los que se han sobrepuesto a tu vida. Lo que no entiendes del todo en la vida, el libro te lo dice. Te vas a dormir y sueñas los sueños del libro. Por ejemplo: La caza del Snark de Lewis Carroll Carroll le sigo la pista desde que estaba en la universidad. Siempre me ha parecido el absurdo y el dadaísmo absoluto, lo más radical y violento disfrazado de un cuento de hadas.
Continua: "De Solaris, me gusta esa parte gótica de la ciencia ficción. Lo que más refleja mi estado anímico es el horror, pensarme como Jack Torrance en una etapa de mi vida, y darme cuenta que no soy Jack Torrance, menos mal…, pero ahí está el personaje y me marcó mucho. Me ubiqué ahí porque en ese tiempo me estaba divorciando con mi mujer y estaba enloqueciendo en mi taller. Solaris tiene eso y algo de ciencia ficción de Philip Kindred Dick que te dice respecto a las apariciones, que los fantasmas no son estos como el Monje Loco, son en cambio, las personas muy cercanas a ti, uno mismo. No conozco a alguien que a mitad de la noche, sin prender la luz se mire al espejo y no se asuste, no lo haces más de cinco veces, siempre ves a alguien atrás”.
"Para el caso de Potocki y la novela de fantasmas del siglo XIX, estamos hablando de la precursora del gótico contemporáneo, entonces los tres libros encajan muy bien. Lo que se me hizo extraño de ese libro es que el autor es polaco y la novela se sitúa en Andalucía. Mis padres, abuelos y tatarabuelos son de ahí, de esa zona que apenas conocí hace poco”, agregó.
Para el artista, estas series son una canibalización de la novela gráfica, “Siempre he dicho que a la pintura le falta cómic y al cómic pintura. La novela gráfica y el cómic se han convertido en una especie de bastión de todo lo políticamente correcto. Hoy en día casi todos los relatos de este tipo hablan de temas como una niña creciendo en Indonesia, algo que es una flojera. Me parece que lo atractivo de este género es lo que inventó Vladek Spiegelman en Maus: A Survivor's Tale, o las historias del belga Frans Masereel”, luego añadió, “actualmente lo que estoy trabajando es la continuación sobre Manuscrito encontrado en Zaragoza, una visión hauntológica de la fantasmagoría de la realidad mezclado con un modernismo rabioso, es decir, abstracción pura y encima fantasmas”.
SRN