El Museo del Desierto (MUDE), que el próximo año cumple un cuarto de siglo en Saltillo, es más que dinosaurios, señala su director, Arturo González, feliz porque este viernes 28 de julio se cancelarán* tres sellos postales en el Complejo Cultural Los Pinos alusivos a sendas especies descubiertas en México.
Los timbres están dedicados al Acantholipan Gonzalezi, al Aquilolamna Milarcae y al Coahuilaceratops Magnacuerna, y González destaca que en los tres casos su relevancia estriba en que no solo son especies nuevas encontradas en la región del norte del país, sino también géneros nuevos.
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Gracias al trabajo de los expertos del museo, en colaboración a veces con otros especialistas nacionales o extranjeros, se han identificado en 25 años más de 300 especies de invertebrados y 15 de vertebrados, entre reptiles voladores y marinos y dinosaurios, además de unos 3 mil restos de otros dinosaurios.
González subraya en entrevista en Saltillo que, además de los fósiles en exhibición de especies de dinosaurios y megafauna hallados en Coahuila, el MUDE fue concebido para la comunidad e incluye investigación, laboratorios y un santuario para rescate y reproducción de especies vivas locales en peligro de extinción.
“Es un museo un poco sui géneris porque abarca desde el origen de la vida hasta la actualidad, nuestra actualidad, que tiene necesidades inminentes de ser atendidas, por eso hay un santuario donde reproducimos lobo mexicano, una especie al borde de la extinción; tenemos también bisontes vivos, porque también existieron en la región y el hombre los exterminó”, expone el biólogo y arqueólogo.
En la Atenas del norte
Sin duda, el MUDE es la institución cultural coahuilense con mejor reputación a escala nacional e internacional, a la que ahora se suman la Orquesta Filarmónica del Desierto y la Compañía de Ópera de Saltillo, aunque en el caso de estas dos últimas reciben apoyos estatal y municipal, respectivamente.
“Saltillo tiene fama de ser la Atenas del norte, como la llamó José Vasconcelos; pero también es la cultura de la carne asada. No queríamos un museo para atraer extranjeros, diseñamos algo para la gente del desierto, queríamos hacer un museo para la comunidad. Al final ha dado frutos. El MUDE es un ícono del norte”, agrega González, que apunta que el trabajo se ha hecho sin apoyos federales o locales.
No solo eso. El recorrido por las salas de los procesos productivos y sociales que han tenido lugar en la historia de Coahuila asombra a los 300 mil visitantes que recibe el MUDE al año, principalmente de la vecina Monterrey ya que desde que se acabaron las operaciones comerciales en el aeropuerto de Saltillo en 2020 se redujo la afluencia de visitantes de Ciudad de México, Guadalajara y otras regiones.
Desde la minería hasta la vitivinicultura; desde la construcción al ferrocarril hasta el exterminio de pueblos indios; desde los meteoritos y la formación de la peculiar orografia local hasta la fauna actual.
De hecho, en el contexto de la ruta Vinos y Dinos, el MUDE comparte a los viñedos de la región réplicas de fósiles hallados en sus inmediaciones por sus expertos, para darles así identidad e historia.
González recuerda que cuando propuso el proyecto se buscó la opinión de muchos expertos para diseñar un museo al que la gente no asistiera para ver cosas viejas, sino lo que ocurre en su comunidad.
“La unidad que nos podía ayudar a entender este espacio era el ecosistema. Todas las religiones nacieron en un desierto, algo tiene de fascinación este ecosistema”, apunta el también gestor cultural.
“Comprendimos que el ecosistema puede ser desde las primeras formas de vida o los meteoritos, hasta lo que hoy se vuelve una necesidad que hay que cubrir, como qué hacer con todos los osos atropellados en las carreteras. El ecosistema es la mejor unidad para entenderlo”, añade el biólogo y arqueólogo.
Subraya que el MUDE es una institución que aprendió a ser autónoma, sin presupuesto federal o local, a pesar de que se construyó con el gobierno estatal de Rogelio Montemayor y se inauguró en 1999.
Rumbo a los 25 años
Y después de muchos fracasos, dice, en 2024 el Museo del Desierto cumple 25 años y es autosustentable no solo en lo económico, sino incluso en su relación con otras instituciones en el país.
Para mantenerlo en operación, requiere de ingresos anuales de alrededor de 100 millones de pesos. Para lo cual, además de la recaudación en taquilla, tiendas y restaurantes y la renta de espacios a 40 familias de artesanos locales, González justifica la renta de espacios en el MUDE para bodas o fiestas privadas.
“Es un centro que se financia con lo que paga el público. Desafortunadamente, no recibimos presupuesto (de instituciones oficiales). Tuvimos que aprender a volvernos autónomos. Tampoco el consejo (de administración) o las empresas dan aportaciones importantes. En cambio, les ofrecemos la renta de espacios. Haz tu posada aquí y vas a tener un espectáculo maravilloso; no me estás dando, me estás ayudando a sostenerme. Es el mecanismo que hemos encontrado”, expone el director del MUDE.
Detalla que la taquilla representa más o menos el 50 por ciento de los ingresos; la renta de espacios, el 20; las tiendas, 17; los restaurantes, entre 8 y 9 por ciento del presupuesto anual que se requiere.
“El precio del boleto para que tú recorras 10 mil metros en salas de exhibiciones es de 225 pesos para adultos y 145 pesos para niños, es lo mínimo que tenemos que cobrar. Pero si alguien no tiene para pagar, no le negamos el acceso, vemos si viene de zonas pobres y le pedimos que nos ayude en alguna labor a cambio de su entrada. No recibimos subsidios para nada, pero tenemos convenios con el municipio para que nos rente espacios 20 o 30 veces al año, además que el gobierno paga los boletos de los estudiantes, claro, no al precio de 145 pesos, sino algo más bajo, 15 o 20 pesos”, detalla González.
Actualmente, el centro de conservación y su programa desierto vivo acoge a unos 600 o 700 animales, rescatados y enviados al cuidado del MUDE por dependencias como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Eso, además del infinito número de cactáceas y otras plantas de la región que se cultivan en el museo.
“Aquí tenemos osos, lobos mexicanos, borregos cimarrones, perritos de la pradera, serpientes, a los que curamos y alimentamos. No coleccionamos animales, nos los mandan Profepa o Semarnat porque fueron atropellados o maltratados y están en proceso de rehabilitación para liberarlos en sus hábitats.
“De hecho, dentro del MUDE hay toda una sala con decenas de animales disecados, en especial osos, incluso familias de osos que perecieron en carreteras, nos llegaron muertos por atropellamiento”, dice.
Dinosaurios por correo
En el contexto de la exposición Dinos en Los Pinos: Dimensiones prehistóricos, en la que colaboró el MUDE con la cancillería y la Secretaría de Cultura federal, se recordará con las estampillas el hallazgo de las especies Acantholipan Gonzalezi, Aquilolamna Milarcae y Coahuilaceratops Magnacuerna.
El Acantholipan Gonzalezi fue un dinosaurio tireóforo nodosáurido que vivió a finales del Cretácico, hace unos 83 millones de años, en América del norte, y sus primeros fósiles fueron hallados en 2011 por el paleontólogo Héctor E. Rivera Sylva, jefe del Departamento de Paleontología de Vertebrados del MUDE, aunque el nombre de la especie se puso en honor al director del museo, Arturo González.
El Aquilolamna Milarcae o tiburón águila también vivió en el Cretácico, hace 90 millones de años, y fue hallado en Vallecillo, Nuevo León, en 2012, identificado por Eberhard Dino Frey, aunque no fue investigación del equipo del MUDE. Y el Coahuilaceratops Magnacuerna, una suerte de triceratopo o dinosaurio con cuernos del Cretácico (70 millones), fue hallado cerca de Saltillo e identificado por los paleontólogos Claudio de León y Martha Carolina Aguillón, ella también miembro del museo, en 2010.
Cada estampilla de cada una de las tres series elaboradas por el Servicio Postal Mexicano tiene valor nominal de 15 pesos. La exposición estará abierta hasta el 1 de octubre de 2023.
*La cancelación de estampillas postales es una emisión con un tiraje limitado.
PCL