La capilla funeraria de Akhethotep, una de las joyas de la sección egipcia del Museo del Louvre, atravesó por una restauración de 4 años para volver a lucir en sus dimensiones originales en el museo parisino a partir de julio.
El departamento de antigüedades egipcias de la institución, uno de los más importantes del mundo, también mostrará piezas como el perro de Assiut, de piedra calcárea, probablemente del fin de la era ptolemaica (1er siglo antes de JC).
- Te recomendamos El techo de cristal de los museos Política
Más adelante, una gran vitrina: el Diccionario de los dioses que enlaza las diferentes letras del alfabeto (A como Amón) con estatuillas de las colecciones, así como explicaciones sobre el arte y la religión del antiguo Egipto.
Pero es en el siguiente y enorme salón donde aparece en todo su esplendor la joya de la colección: la capilla de la mastaba (tumba) de Akehthotep, el monumento funerario de un poderoso funcionario real de la Quinta Dinastía (hacia 2400 AC) que habría logrado casar a un hijo suyo con una hija del rey.
Gracias a una campaña de mecenazgo que logró recolectar medio millón de euros, la capilla fue desmontada y cada bloque de piedra limpiado y restaurado.
Tras este paciente trabajo, la capilla ha ganado 70 cm y ha recuperado así las dimensiones originales de cuando fue extraída del sitio de Saqqa, en 1903.
Francia la compró ante la creciente dispersión de los tesoros egipcios en aquella época, explica el director del departamento de Egiptología, Vincent Rondot.
"Este patrimonio estaba siendo destruido a una rapidez que cuesta ahora imaginar", explica.
Gracias a una nueva iluminación y a la reinstalación de la capilla, el visitante puede ahora detenerse y contemplar a la altura de sus ojos un fascinante paisaje de figuras policromadas en movimiento.
Es un tránsito incesante de hombres del campo. "En el antiguo Egipto se buscaba que esa producción de alimentos existiera de forma eterna, por eso se representa al mundo campesino en plena actividad. Las escenas de la vida diaria son reproducidas hasta el más mínimo detalle, lo que nos hace revivir las técnicas agrícolas" de la época, explica el experto.
Un video que reproduce en tres dimensiones el monumento permite descifrar esa actividad, todo un deseo de prosperidad eterna para el gran Akhethotep.
yhc