Fue en junio de 1929 cuando nació Ana Frank, mes que eligió el Museo Memoria y Tolerancia para recordar vida, escritos y gran parte de lo que rodeó a la autora del libro que ha sido traducido a más de 60 idiomas, El diario de Ana Frank.
Además de fotografías, videos, espacios con realidad aumentada y documentos, la exposición Ana Frank, notas de esperanza recrea, en la sala “La Casa de atrás”, el escondite en Holanda donde permaneció su familia durante dos años. Es así que el público puede tener la experiencia de cómo era traspasar el librero de las personas que los protegían y vivir la otra realidad, la de ocultarse para mantenerse vivo.
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La sala está dedicada a los protectores y a la familia Frank, un recorrido donde se puede ver la cocina, un espacio de aseo y una habitación, lugar oculto donde Ana recibiría y escribiría su diario, donde quedarían plasmadas sus palabras e inmortalizaría su historia.
Como escondite, la Casa de atrás es ideal; aunque hay humedad y está toda inclinada, estoy segura de que en todo Ámsterdam y quizá en toda Holanda no hay otro escondite tan confortable como el que hemos instalado aquí. 11 de julio de 1942. Como este, sus escritos acompañan la muestra.
“Lo que verán expuestos son objetos originales, como el libro Mein Kampf (Mi lucha), una segunda edición que es original. La historia de Ana Frank es una historia paralela o engarzada dentro del Holocausto, lo que se podrá ver y entender es cuáles fueron los errores y saber que no solo la población judía fue perseguida, también fue perseguida la población de la diversidad sexual, los testigos de Jehová, la población negra y muchas otras”, dijo durante el recorrido a prensa Adán García, director académico del museo.
La realización de la muestra llevó más de seis meses y fue posible gracias a la colaboración de la Casa de Ana Frank en Ámsterdam, el Centro Ana Frank en Argentina para Latinoamérica y el Museo Memoria y Tolerancia.
Viaje en el tiempo
Ana Frank, notas de esperanza es una exhibición que se desarrolla a lo largo de 10 salas; sin embargo, este viaje a través del tiempo inicia con la intervención artística Hojas al vuelo, que simboliza los pensamientos de Ana Frank.
Esta pieza se conecta con una línea del tiempo que, además de plasmar la situación de la familia Frank, de forma paralela se mostrará algunos sucesos que pasaban en el mundo y en Alemania. Además, sitúa los años en que la familia migró a Holanda en 1933.
“Ana era una ferviente lectora, lo que la convierte en una interesante escritora porque leía libros clásicos, revistas de cine y teatro”, explicó Héctor Shalom, representante de la Casa de Ana Frank en Latinoamérica.
Por eso en algunas salas pueden verse hojas y palabras de la autora, pero no solo objetos materializados: destacan dos experiencias de realidad aumentada en las que a través de un código QR se enlazan con una aplicación del museo. Es así que el público podrá ver una representación de Ana en su escritorio o “asomarse” por una ventana de la casa donde permanecía escondida con su familia y contemplar el panorama que ellos veían dependiendo de la estación del año.
Para Adán García, es esencial esta muestra porque “los genocidios se dieron muchísimo en el siglo XX, e hicimos una promesa después del Holocausto que es que nunca más, y no obastante los genocidios siguieron pasando. Entonces, la educación para aceptar la diversidad, para prevenir la discriminación, es una deuda que tenemos con este mundo”.
Ana Frank, notas de esperanza permanecerá un año en exhibición en el Museo Memoria y Tolerancia.
PCL