Originaria de Chihuahua, desde hace ocho años vive en Torreón y se desempeña como violín primero dentro de la Camerata de Coahuila. Su nombre es Yoleti Monique Riquetti Bojorquez y ella recuerda que llegó a su instrumento cuando ingresó al Conservatorio a la edad de ocho años influenciada por su hermana mayor, en un entorno donde los padres motivaron el aprendizaje de la música.
“Todo esto empezó porque mi hermana también es violinista profesional. A ella la metieron a estudiar para que hiciera algo en la tardes, como a todo niño, y cuando mis papás vieron que le gustó dijeron que igual y a la chiquita también le puede gustar, me metieron y empecé con el maestro Rafael Vardanyan”.
A sus 32 años de edad, esta joven instrumentista comentó que a su papá le gustaba la batería, así que también la puso a estudiar las percusiones, en tanto que un hermano mayor tocaba la guitarra. Es decir, en casa, todos los hijos fueron comisionados al estudio de algún instrumento, lo que enriqueció la vida familiar.
“Mi mamá no tocaba pero teníamos un tío lejano que tocaba el violín lírico y no teníamos mucha relación con él pero la que se quiso meter de lleno fue mi hermana; ella estudiaba cinco o seis horas al día, trabajaba ya entonces en la orquesta de la Universidad Autónoma de Chihuahua y entonces yo empecé también por ese camino desde muy chiquita”.
Para Riquetti Bojorquez su maestro se convirtió en un segundo padre. Con una gran sonrisa afirma que él le aguantó de todo y la vio madurar de la infancia a la adolescencia, y como una joven adulta.
Fue un gran guía y al ser armenio llegó a Chihuahua y se posicionó no sólo como un músico profesional de gran nivel sino como un magnífico profesor y ser humano.
“Brincando un poquito a mi estadía aquí en Torreón, la enseñanza del maestro Rafael Vardanyan me ayudó mucho con los maestros que viven aquí porque hay mucho ruso y armenio, entonces yo vengo de una educación armenia que recibí en Chihuahua y la verdad es que ellos te tratan mucho como familia, imagínate, duré muchos años con mi maestro estudiando y ya éramos familia también”.
Quinto Movimiento, por amor
A cinco horas de distancia de su tierra, ella llegó a Torreón para suplir por un mes a una compañera en el embarazo y le gustó la región. Luego pensó en fincar su residencia.
En el plano personal después de dos años en la región conoció a su compañero de vida con quien se casó y ahora también comparte su vocación con un grupo de músicos que conformaron el ensamble Quinto Movimiento.
“Cuando llegué pensé que sí me gustaba, me quería quedar y quería probar también el vivir fuera de casa, el hacerte cargo de tus propias cosas, el dejar de pensar que llegas a casa y que tu mamá ya te tiene la comida hecha, cosas así. Cuando llegué tenía 24 años pero desde chica fui muy independiente”.
“Yo venía por un año pero ya tengo ocho años en Torreón. Al principio me sentía un poquito extraña porque había gente grande, muy talentosa, y yo era de los pocos jóvenes que estábamos entrando a la orquesta, ahora se ha sentido un cambio enorme en cuestión de musicalidad, de disciplina, he sentido cómo la orquesta ha ido creciendo y creo que eso ayuda mucho a las orquestas, el tener músicos jóvenes pero también músicos grandes que te vayan guiando y enseñando lo que ellos saben. En la Camerata de Coahuila es un aprendizaje continuo”.
CALE