El tenor británico David Butt Philip (Wells, 1980) llega a su quinta producción de la única ópera de Ludwig van Beethoven, Fidelio, en un rol que muchos cantantes se niegan a interpretar: el Florestan.
En entrevista exclusiva con MILENIO en vísperas de la transmisión en vivo del título el próximo sábado 15 de marzo desde la Metropolitan Opera House de Nueva York, Butt Philip habla sobre los desafíos de entrar a escena hasta el segundo acto y el contexto político de la obra de Beethoven que conecta con la situación actual en el mundo a 220 años de su estreno en Viena ante tropas invasoras de Napoleón.
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Comparte escenario con la soprano noruega Lise Davidsen en el rol epónimo, quien en un hecho insólito anunció que está embarazada de gemelos, por lo que su último papel antes de dar a luz será Leonora, quien se disfraza del joven Fidelio para liberar a su marido Florestan, un prisionero político.
El arte de Butt Philip ya ha sido disfrutado en México gracias a la serie de transmisiones sabatinas en vivo de la MetOpera, donde debutó en la temporada 2021 como el Grigory de Boris Godunov, de Modesto Mussorgsky, en la función del 9 de octubre que se vio en Auditorio Nacional y 2 mil teatros más del mundo. También se pudo ver como el Laertes de Hamlet, de Brett Dean, el 4 de junio de 2022.
Ahora, en la producción del alemán Jürgen Flimm y bajo la batuta de la finlandesa Susanna Mälkki, vuelve a compartir escenario con René Pape, quien encarnó hace cuatro años a Boris Godunov y hoy interpreta a Rocco, padre de la ingenua Marzelline (Ying Fang), enamorada de Fidelio; curiosamente, el barítono alemán debutó en la MetOpera en 1992 como el Don Fernando de este título de Beethoven.
Fidelio, en que completan el elenco el bajo barítono polaco Tomasz Koniezny (Don Pizarro) el bajo danés Stephen Milling (Don Fernando) y el tenor alemán Magnus Dietrich (Jarquino) podrá verse igual en el Auditorio Nacional y salas de los estados, a partir de las 11:00 horas del sábado 15 de marzo.
Butt Philip ha enfocado su repertorio a las óperas alemanas, rusas y centroeuropeas, dentro de las cuales el personaje de Florestan le ha traído gran reconocimiento, no obstante sus dificultades técnicas.
“Florestan es uno de los roles que canto con mayor frecuencia. El de la MetOpera es mi quinta producción de Fidelio. Sólo en el lapso de un año he hecho esta ópera tres veces, así que la cantó con bastante regularidad. Una de las razones de ello es que no muchos tenores quieren cantar el papel de Florestan, porque es muy demandante y un gran desafío”, expone el tenor británico desde Nueva York.
“Fidelio es una ópera que se monta regularmente, es parte del repertorio básico, sin duda, en el mundo de habla alemana, y es una obra fundamental. No obstante, no hay muchos tenores dispuestos a interpretar a Florestan porque es una extraña combinación de lírica y heróica al mismo tiempo, lo cual es mi especialidad”, abunda el tenor que abre el segundo acto con el aria “Gott! Welch' Dunkel hier!”.
—¿Qué distingue al Fidelio de Flimm en la MetOpera de las otras producciones en que cantó?
Vaya, es una pregunta difícil. No es tan diferente. Es bastante similar a dos de las que hice antes. Es una producción realista, por lo que es bastante naturalista. Dos de las anteriores eran muy abstractas. El período de tiempo es ligeramente diferente. La producción de Flimm se desarrolla en una especie de época no específica en Europa, de mediados del siglo XX. Sí, después de la Segunda Guerra Mundial, sin duda. Aparte de eso, es un entorno bastante estándar para la obra, relativamente tradicional según los estándares modernos. No es de época, obviamente; no está ambientada en el siglo XVIII. Pero, según los estándares de las producciones que suelo hacer en Europa, es relativamente tradicional.
—¿Quién es Florestan para David Butt Philip?
Lo importante para Beethoven es que se trata de una pieza intensamente política. Beethoven, por supuesto, era apasionadamente político y se consideraba a sí mismo muy revolucionario. Y su propósito era literal y metafóricamente revolucionario. La ópera en sí es revolucionaria, pero también se ocupa de la revolución. Florestan es un rebelde político, quien ha sido injustamente encarcelado y está luchando por su libertad y también por la libertad de sus compatriotas. Fidelio trata realmente sobre la libertad (liberty), la injusticia y la emancipación (freedom). Son temas que siempre han sido importantes, pero quizá son particularmente importantes en este momento en el mundo como está hoy.
—¿Cómo se siente conectado con un personaje como Florestan?
Una de las grandes cosas de la música de Beethoven es que es tan universal y captura conceptos de humanidad y lucha humana casi mejor que cualquier otro compositor. Y, en ese sentido, una de las cosas geniales de Fidelio es que Florestan es un personaje tan universal que todos podemos empatizar en un nivel u otro con su lucha, su lucha por la libertad y su lucha por la libertad de expresión. Es una de las cosas más universales sobre las que se puede escribir. Y, en ese sentido, es un personaje con el que es fácil adentrarse, porque creo que todos podemos identificarnos con él en algún nivel.
—Beethoven ambientó Fidelio en Sevilla y el nombre alude a la fidelidad, en español. De hecho el título es Fidelio o la fidelidad conyugal (Fidelio oder die eheliche Liebe) ¿Qué representa entonces Leonora para usted, como David Butt Philip y como Florestan?
Para mí ella es el símbolo de la esperanza y de la posibilidad de la felicidad. Como dice, la traducción es literalmente: fidelidad. Leonora se mantiene fiel a Florestan durante los dos años que él ha estado en prisión y nunca deja de intentar salvarlo y nunca pierde la esperanza de volver a verlo. Pero, él también permanece fiel a ella, como se escucha en su aria al principio del segundo acto; él la ve todos los días en su mente y está completamente enfocado en la idea de volver a verla y nunca pierde la esperanza. Y eso es lo que Leonora representa para Florestan: la esperanza, me parece.
—A propósito de las mujeres, Susanna Mälkki dirigirá otra vez la Orquesta de la MetOpera, como lo hizo con L'Amour de Loin en 2017. No es muy común ver directoras al frente de esta orquesta. Recuerdo también a Nathalie Stutzmann. ¿Cómo valora que una ópera tan cargada hacia la mujer, como Fidelio, con esta idea del romanticismo de Beethoven, sea dirigida por una mujer? ¿Hay un impacto y percepción diferente en cantantes y músicos, según su experiencia ?
No, esa es la respuesta corta a esto último. Como artista trabajo con directores de orquesta hombres y mujeres, y directores de escena hombres y mujeres, y puedo decir con seguridad que no se hace ninguna diferencia para mí en absoluto. Ciertamente, hasta hace algunos años, cuando empecé mi carrera hace una década, veías a muchas mujeres directoras de escena, pero era muy, muy raro, ver a directoras al frente de orquestas de las principales casas de ópera hace 10 o 15 años. Y eso ha cambiado dramáticamente en la última década. Compañías como la de la MetOpera están haciendo muchos esfuerzos para restablecer la paridad entre mujeres y hombres en puestos directivos.
“Y ahora puedes ver, en el último par de años, que casas como la MetOpera se están esforzando por tener 50 por ciento de directores hombres y 50 por ciento mujeres. Eso no siempre es exactamente así, pero es la meta de muchas grandes compañías en nuestros días. Y eso es genial. Por ejemplo, en su actual temporada hay varias producciones esta semana con mujeres frente a la orquesta. Está Moby Dick (de Jake Haggie), que dirige Karen Kamensek, con quien haré Candide (Leonard Bernstein) en Dresde en mayo. Es decir, se está volviendo algo cada vez más común y eso es algo genial”. [De hecho Joana Mallwitz dirige Las bodas de Fígaro (Mozart), que igual podrá verse en el Auditorio Nacional, en transmisión en vivo el sábado 26 de abril, y Keri-Lynn Wilson, La reina de espadas, (Tchaikovski)]
—A finales de enero, Lise Davidsen, quien interpreta el doble papel de Leonora y Fidelio, anunció que está embarazada de gemelos. Fidelio será su última ópera antes de dar a luz y, de hecho, el sábado 15 de marzo será la última función. Es una situación muy rara para una cantante hacer un anuncio así en medio de una temporada. Y que se dé con una ópera como Fidelio, es más curioso. ¿Cambia ese anunció su percepción del rol? ¿Influye en su Florestan?
No, para nada. Lise y yo nos conocemos desde hace años, de hecho, hicimos Fidelio juntos en Londres (en 2022). No, lo único que sentí cuando escuché la noticia fue felicidad por ella, porque es una gran noticia, y Lise está encantada, por supuesto. Comentas que es inusual anunciarlo antes de una producción, y supongo que eso es verdad, pero cuando eres una cantante de tan alto perfil como Lise, básicamente para tener un bebé tienes que cancelar un montón de compromisos. Se convierte en algo muy obvio, no puedes esconderlo. Ella ha cancelado casi un año de trabajo, no tuvo otra opción que anunciarlo públicamente, porque la gente se habría dado cuenta de que canceló muchas funciones.
—Florestan es un prisionero político. Hoy hay muchos prisioneros políticos en el mundo, a 220 años de que Beethoven estrenó Fidelio. ¿Cómo le afecta esta situación, la política, como artista?
En cierto nivel he sido una persona relativamente activa en política toda mi vida, y obviamente eso forma la naturaleza de tu carácter. Pero, por supuesto, es importante cuando interpretas un papel, no meter demasiado de ti y de tus sentimientos personales, y, en cambio, tratar de concentrarte en la humanidad del personaje. Fidelio tiene mucha resonancia en nuestros días porque en el último par de años hemos sido conscientes del número de personas que son prisioneros políticos en diferentes países.
—Su personaje aparece hasta el segundo acto, aunque por él se da la trama. ¿Qué retos supone para un cantante esperar tanto tiempo para entrar a escena con el nivel que exige la obra?
Sí, es difícil. Es un rol extraño, como dices, porque es el personaje líder masculino, pero, al mismo tiempo, sólo estoy en el escenario por alrededor de 45 minutos, que en realidad es el papel más corto que he hecho como cantante. En la mayoría de los otros roles estoy acostumbrado a interpretarlos durante mucho más tiempo que éste. Y pasa muy rápido. El problema es que, por ejemplo, la presentación de esta noche (lunes), comienza a las 8 pm, así que no voy a entrar a escena sino hasta las 9:45 pm, lo que es bastante tarde para que empiece tu jornada laboral. Así que sí, es desafiante.
—¿Disfruta a Florestan? ¿Hay algo que no le guste de Fidelio?
Realmente disfruto cantar el papel, pero la obra en sí puede ser problemática en un par de maneras. La primera es que (aunque a mí no me afecta porque entro hasta el segundo acto), puede ser una obra bastante desigual entre el primero y el segundo acto, casi se sienten como dos piezas diferentes, y eso puede ser muy problemático para el director y los cantantes, particularmente. Y el otro problema logístico son los diálogos, Fidelio tiene diálogos, lo que puede hacer difícil para cantantes y directores mantener la intensidad dramática durante la velada cuando la música se detiene y tienes diálogos hablados. Eso siempre es complicado en una ópera y creo que a menudo no funciona muy bien.
—¿Le gustan el aria de Florestan (Gott! Welch Dunkel hier!), aun cuando habla de dolor, pena?
Sí, absolutamente. Argumentaría que la mayoría de las mejores arias operísticas tratan sobre el dolor y la pena. Esas son emociones con las que cualquiera puede conectar en algún nivel. Pero lo que amo del aria de Florestan al principio del segundo acto es su estructura, que se divide en tres partes, básicamente. Comienza con dolor y desesperación y luego se mueve a recuerdos felices, poesía y una nostalgia agridulce, y al final se convierte en algo de éxtasis, alegre, esperanzador. Y te tienes que mover por todo eso mientras en el escenario durante una aria que dura unos seis minutos.
—¿Qué es la libertad para usted como artista?
Guau. Oh, dios. Fidelio remite a la libertad en dos formas, y ambas tienen que ver con lo que sentimos literalmente sobre la libertad, como cuando Florestan está en prisión, es literalmente un cautivo. Obviamente no me puedo identificar con eso, porque nunca he estado en prisión. Pero, sin duda, todos podemos identificarnos, yo puedo identificarme, con la idea de injusticia, pero, sobre todo, con la libertad de expresión, con la libertad de decir, pensar o creer en lo que quieres. Esa es una muy poderosa idea que me importa mucho y que todo mundo puede identificarse con ella en algún nivel.
—Si hoy se mira al espejo David Butt Philip ¿a quién ve?.
Oh, dios. Esa es una pregunta muy profunda. Quien trato de ser es un artista, un músico, un buen colega. He pasado la mayor parte de mi vida tratado de hacer las cosas bien y de ser un buen padre y esposo, y de cuidar a mi familia aun cuando estoy lejos de casa la mayor parte del tiempo.
PCL