A tono con la buena música

“Así es la música. Armonía, tonos, acordes y otros secretos de una buena música”, de John Powell, es una obra que lleva por los sitios más recónditos de las grandes composiciones.

Foto: Especial
Israel Morales
Monterrey /

El compositor con formación clásica John Powell muestra en “Así es la música. Armonía, tonos, acordes y otros secretos de una buena música” (Antoni Bosch Editor) por qué todos los estilos sonoros siguen las mismas reglas de la acústica y manipulación emocional. Y cita algunos ejemplos sencillos sobre cómo operan desde el pop y el rock. También aborda a los grandes maestros clásicos y abunda en detalles técnicos de una forma accesible y envolvente.

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Powell dice que todo compositor para mantener el interés de los oyentes maneja una nota fundamental. Me viene a la mente “Take on me”, de A-ha, que ejecuta cambios de notas hasta llevarnos a la tonada clave del teclado. Cuando se da el salto de tono entre dos notas se le llama intervalo. Y esta canción la cita también en un recuadro sobre los intervalos en la música.

La modulación es otro elemento esencial en las composiciones del pop. Así lo menciona el autor, con ejemplos de dos grandes exponentes de este género musical:

“La modulación de una frase repetitiva a una escala que esté un semitono o un tono por encima de la inicial (por ejemplo subir de Si mayor a Do mayor) nunca deja de abrillantar la música, ya que transmite la sensación de que ha habido un cambio de marchas, razón por la que esta modulación se ha apodado cambio de marchas de camionero. Esta técnica también se conoce como la modulación del queso (queso es el nombre genérico que se da a la música pop cuya fecha de caducidad ha sido sobrepasada).
“Esta modulación se usa comúnmente para generar una repentina subida de energía en las canciones pop, sobre todo en casos en los que el coro se repite mucho. ‘I just called to say I love you’, de Stevie Wonder utiliza este recurso un par de veces, pero el ejemplo más notable se da al comienzo de la línea ‘I just called to say I love you’, a los tres minutos y medio de haber empezado la canción. Otro ejemplo de una utilización muy eficaz de este tipo de modulación se encuentra en ‘Man in the Mirror’, de Michael Jackson. En este caso, el cambio de tono se produce (cuando Michael canta una determinada palabra) a los dos minutos y cincuenta segundos”.

La enfatización es otro de los rasgos del pop que le debe en parte a las tonadas tradicionales, y el “Cumpleaños feliz” ha funcionado para que músicos sitúen los acentos de una melodía en el sitio correcto. Y que en casos puede ser rasgo de éxito total. Un ejemplo es “Submarino amarillo”, de los Beatles, sobre todo en la frase “We all live in a yellow submarine”; es decir “Cumpleaños feliz” y esta canción poseen rasgos similares de acentuación. En el libro se traduce como “Cumpleaños feliz”, del “Happy birthday”, al conservar en ambos idiomas la misma acentuación.

Powell comenta que son pocos los músicos que han llegado a gozar de popularidad con los ritmos inusuales, algo que se da en compositores clásicos como Igor Stravinsky. Y cita los siete pulsos por compás de “Money”, canción de “Dark side of the moon”, de Pink Floyd. Sin duda la creatividad de los integrantes provoca la atención del escucha, no solo en esa rola, sino en todo el disco. Algo que considera complicado lograr.

A los músicos les gusta robar un poco de tiempo entre notas. Dejan el ritmo constante para darle un efecto de apresuramiento y lo manipulan para proporcionarle distintos matices a la melodía. Así lo indica:

“Una buena manera de generar mucha emoción con una pieza musical es una técnica llamada rubato, que significa robado. El músico roba un poco de tiempo de un par de notas para que la nota anterior o posterior sea ligeramente más larga. En lugar de oír las notas con un ritmo constante, daa, daa, daa, daa, tenemos el efecto de apresuramiento hasta llegar a una nota más larga: daa, da, da, daaa, lo que añade dramatismo y romance a la música”.

También en la música se da la utilización de un “gancho”, breve, repetitivo y fácilmente memorizable. Esto se debe en parte a la Quinta Sinfonía de Beethoven, con su apertura de: “da da da daah”. 

Ejemplos en el rock hay varios: “Un aspecto común de las canciones pop y rock es la utilización de un gancho, una frase breve, repetitiva y fácilmente memorizable. El gancho puede ser melódico o rítmico y normalmente dura entre siete y doce segundos. A veces, la canción empieza por el gancho, como las primeras cinco notas de ‘Whole Lotta Love’, de Led Zeppelin, o la primera línea de ‘Money, Money, Money’, de Abba. En otros casos, hay que esperar un rato hasta que aparezca el gancho, que es lo que sucede con ‘Momma Told Me Not to Come’, de Three Dog Night, o ‘Teenage Dirt Bag’, de Wheatus. En todos estos casos, las palabras del título se encuentran en el gancho”.

En fin, un libro ameno que provoca distintas emociones y sentimientos a partir de la música.

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