En estos tiempos de pandemia, con sus dolores y ausencias, "la creación nos ha mantenido esperanzados", afirma Nahuel Porcel de Peralta, por eso este sábado 13 de agosto el músico argentino compartirá esta luz artística en un concierto de tangos tradicionales y contemporáneos, que tendrá lugar en el Auditorio Blas Galindo, del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
"Será de tangos en general, desde la tradición hasta nuestros días. En el caso de Argentina, no hay que explicarle nada a la juventud, pues (el tango) sigue teniendo vigencia, permanece con cantidad de nuevos valores, nuevas propuestas, pero siempre está ahí. En el caso de México, siempre es un poco el reto de tratar de romper ciertos prejuicios, estereotipos que hay sobre el género. (…) Sigue siendo todo un trabajo de comunicación, de transmitir parte de una cultura de otro país", dice el originario de la ciudad de Cañada de Gómez, Argentina, pero habitante de México desde hace varios años, en entrevista con MILENIO.
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En este evento, ya con boletos disponibles (150 pesos en Ticketmaster y taquillas del Cenart), el trotamundos musical comandará al trío Mirando al sur, que, además de Porcel (dirección, voz y guitarra), cuenta entre sus filas con el pianista Héctor Bocha Mazza y el bandoneonista Gabriel Fernández.
Sobre el génesis del ensamble, que tuvo lugar a principios de la década de los 90, Nahuel apunta: “Primero fue dueto con el gran músico bandoneonista radicado en México, César Olguín. Luego se integra un gran pianista de mi pueblo, Aníbal Berraute. Así recorrimos todo México a través de festivales y entidades culturales, llegando a ser nuestro concierto en la Sala Netzahualcóyotl uno de los más brillante; se editó un material en vivo y también un CD con Eugenia León”.
A nivel personal, el recital del Cenart representa un respiro para para el autor de temas como Será posible el sur (1984) y Pájaro de rodillas (2008), pues lo vivido durante lo más duro de la pandemia por covid-19 le resultó difícil.
"Cada quien hizo lo que pudo, encontrarse a veces con uno mismo no siempre fue tarea creativa. Yo logré hacer algo de radio, grabé y arreglé canciones en mi pequeño estudio en casa, pero era solo una forma de no colgar los tenis, como se dice, porque afuera seguía estando (el virus) y no podíamos bajar los brazos. Y otra cosa: la pandemia no nos hizo mejores, no hizo un mundo mejor, al contrario, vimos el egoísmo en general, y todo seguirá igual o más jodido".
Por esta complicada situación, y otras vicisitudes de sus andanzas creativas, Nahuel no titubea en señalar al arte - "cualquier tipo de expresión artística, de la creatividad del ser humano, cualquier exposición que se manifiesta, lo que tiene que ver con la vida, con el entorno, con la problemática del ser humano, su paisaje, sus usos y costumbres, su lucha cotidiana, más de todo, con la dignidad y la altivez de su palabra, su poética" - como su salvación.
"Lo primero que había a la mano era un acordeón, luego vino la guitarra"
Nahuel Porcel de Peralta ve a la guitarra como una prolongación de su cuerpo, "un elemento en donde, a través de su corazón de árbol, su cobijo, puedo transmitir diferentes tipos de emociones, estados de ánimo, amores, desamores".
- ¿Pero cómo empezó su pasión por ese instrumento "cercano al corazón"? ¿De dónde le vino el amor por la música?
Para responder a esto se remonta a su infancia: “Crecí en un ambiente de gente de campo, vida difícil, ruda, de gente humilde, viviendo con lo que se inventaba o con lo que se sembraba y cosechaba. Ese entorno, a la vez, me brindó un mundo de fantasías y de vuelos, donde desde chico crecí con la música popular de mi país natal. Era muy pequeño, y como buen descendiente de italianos, lo primero que había a la mano era un acordeón, luego vino la guitarra”.
"En patios de tierra venía la paisanada y así, con un chavito que tocaba valses, tangos, milongas, pasodobles, rancheras, la gente se divertía, bailaba. Ese movimiento fue muy importante, luego nos tocó la influencia de Beatles y todo el movimiento del llamado Rock Nacional. Puedo decir que, en la palabra, lo más importante fue el llamado Movimiento del Nuevo Cancionero, con Mercedes Sosa, Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana, más lo que desde España nos llegaba, los poetas musicalizados como los de Miguel Hernández, Machado y Lorca".
Años después, ese niño de campo logró compartir escenario y melodías con talentos como Tania Libertad, Óscar Chávez, Eugenia León, Armando Manzanero, Lilia Vera, Cecilia Todd, Luis Enrique Mejía Godoy, Guillermo Velázquez, Jep Cardona, Florencia Suárez, Juan Muñiz, y los que se van sumando.
Ante este mundo que parece caerse a pedazos con tantas malas noticias que nos llegan diario, Nahuel incita a seguir creando.
"Sólo la belleza que produce el buen ser humano nos seguirá salvando. Fíjate en la permanencia de los grandes llamados clásicos, sea del teatro, la música, la danza, la pintura, la poesía; están ahí, siguen, y recurrimos a ellos más allá de tiempos y fronteras, pues lo bello permanece. Lo inmediato, lo chabacano, lo pueril, en mi humilde opinión, va condenado al olvido".
(Video de Nahuel y Mirando al Sur, en programa de Armando Manzanero)
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