Un 'volado' en la Revolución Mexicana: Águila o sello… o Muera Huerta

En tiempos revolucionarios, esta moneda, acuñada por órdenes de Pancho Villa, era una sentencia de muerte para su portador.

La moneda se acuñó en tiempos de la Revolución Mexicana. (Especial)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila /

Fue en el Rancho de Río Grande, cerca de San Juan del Río, en Durango, donde un 5 de junio pero de 1878 nació José Doroteo Arango Arámbula, conocido como Pancho Villa, quien fue bautizado en la revolución mexicana como el Centauro del Norte

Militar de acciones decisivas, uno de sus propósitos fue el triunfo de la guerra revolucionaria, y para 1914 se convirtió en una obsesión, la derrota del régimen del entonces presidente Victoriano Huerta, a quien no se limitó en demostrar odio al ordenar acuñar una moneda única por sus motivos de aniquilación, “Muera Huerta”.

La moneda se acuñó sólo en el año de referencia. Villa ordenó su acuñación a dos de sus personas de mayor confianza: Calixto Contreras y Severino Ceniceros. La encomienda era peculiar pues en el norte del país no había sitios para la confección y menos aún en el municipio de Cuencamé, Durango, que aún hoy, se mantiene una población menor a los 10 mil habitantes, por motivos de pobreza y migración.

Esta moneda con valor de un peso y confeccionada en plata, sobresale de todas las demás por ser única en la República Mexicana y una verdadera rareza numismática en el mundo, pues en lugar de exaltar la figura de un personaje histórico o político, desea su muerte públicamente. Baste decir que el valor de una pieza bien conservada supera los 100 mil pesos ahora.

El peso de la muerte

Estéticamente, en el anverso se estampó un gorro frigio con rayos alrededor con la leyenda Estados Unidos Mexicanos y en el frente un águila postrada sobre un nopal con la serpiente en el pico y la leyenda “Ejército Constitucionalista”; en la parte inferior, la leyenda insigne de esta moneda, “Muera Huerta”.

La historia en torno a ella refiere que como presidente, Victoriano Huerta, encolerizado por la acción del militar, emitió un edicto donde se ordenaba fusilar a cualquier persona a la que se le encontrara con una moneda. La leyenda así se configuró pues inmediatamente sus portadores decidieron deshacerse de ellas o incluso enterrarlas para evitar ser asesinados.

El antecedente inmediato se construye dos años atrás, en 1912 Francisco Villa había sido encarcelado bajo órdenes de Huerta bajo el pretexto de haber robado una yegua. Los historiadores comentan que esta fue la acción que pudo haber dado muerte por fusilamiento al mítico general duranguense. 

A pesar de las órdenes, la intervención de Gustavo Adolfo Madero, hermano de Francisco I. Madero, logró rescatar a Villa del mortal castigo. Desde ahí, la enemistad entre ambos personajes comenzó a tomar ganar tracción.

Numismática revolucionaria

Durante la Revolución hubo manifestaciones muy interesantes, no sólo desde el punto de vista armado, sino que hubo distintas protestas políticas y expresiones sociales durante este lapso que corrió desde 1910 hasta 1920.

En este tiempo, algunos estados como Aguascalientes, Oaxaca, Chihuahua, el Estado de México y otras localidades imprimían billetes y monedas de distintas denominaciones.


Entonces, la moneda sirvió para continuar con la lucha mientras que al mismo tiempo lanzaba un ataque contra el gobierno espurio y golpista de Victoriano Huerta. Generó tanto odio y malestar que Huerta da la orden de facto de asesinar a cualquier persona que fuera vista pagando con la moneda sin dar explicación. Finalmente eran tiempos de guerra y el odio era terrible. 

¿Qué sucedió después con el metal?

Actualmente hay algunos ejemplares que incluso llegan a ser subastados por internet. El costo puede ir de entre 9 mil a 20 mil pesos y como en todo, existen también muchas falsas. La numismática es un mundo lleno de coleccionistas pero también de falsificadores.

Sin lugar a dudas, esta es una de las monedas con más fama de la Revolución Mexicana. 

RCM

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