Natasha Gray representa con telarañas los efectos de las drogas

Telarañas reúne cinco piezas gigantes de alambre, de cinco metros, en el Museo Galería Arte Mexiquense Torres Bicentenario de Toluca, hasta el 10 de septiembre.

Natasha Gray | Especial
Ciudad de México /

A partir de un experimento de 1995 de la NASA, la artista Natasha Gray montó una instalación de telarañas que ella misma tejió con níquel, para visualizar de manera gráfica los efectos de las drogas.

Desde 2011, la artista ha trabajado con la instalación, que considera la primera ruptura de su estilo, y que ya había exhibido cuatro veces.

“Hice una pieza pequeñita, pero me quedó muy corta, así que empecé a tejer y a tejer durante seis meses hasta que terminé estas telarañas gigantes, con las que de forma muy gráfica muestro los efectos destructores de las drogas: en cada pieza una droga distinta”, explica la artista formada en la Academia de San Carlos, la Art Student’s League de Nueva York y L’Ecole Des Arts Plastiques de París.

Gray, que se ha inspirado para otras obras también en la ciencia, refiere como base de Telarañas el experimento que realizó en 1995 la NASA con arañas europeas, a partir de una experiencia más antigua realizada en 1948 por el farmacólogo alemán P. N. Witt, quien suministró a los artrópodos anfetaminas, mariguana, LSD, mezcalina y cafeína mezcladas con agua azucarada, que inyectó en moscas con que los alimentó, para evaluar cada efecto.

Natasha Gray | Especial
“La NASA evaluó qué tan desorientadas quedaban las arañas bajo los efectos de cada droga; en efecto, quedaban muy mal y no podían tejer una telaraña adecuadamente, con un centro y un radio; hicieron telarañas ineficientes, carentes de centro, muy débiles. Eso me pareció muy interesante”, explica Gray.

“Con Telarañas, entras a un espacio en el que cada una de las telarañas está contándote una historia, el impacto de cada droga en la estructura y patrón del diseño”, añade la artista, que aclara que se trata de unas de sus obras más importantes, en la que sintió la necesidad de dejar los formatos pequeños en los que suele trabajar (pintura, escultura y dibujo), para hacer que la gente caminara dentro de las telarañas.

¿Tejiste cada telaraña bajo los efectos de cada droga?

Ja, ja, ja. No, yo no me drogué.

¿Por qué el interés del impacto de las drogas en las arañas cuando hemos visto ya eso en los humanos?

Porque la telaraña es algo muy gráfico, en donde es muy fácil distinguir los efectos. Si uno ve a uno de estos zombies que consumieron fentanilo u otra droga, lo rechaza en automático, porque es algo demasiado cercano, es otro ser humano. En el momento en que uno ve una telaraña, algo lejano a nosotros que observamos con comodidad y que es tan gráfico, comprobamos que no está siendo una telaraña bien hecha, porque todos sabemos cómo se debe ver. Las telarañas son sumamente hermosas, hay que aprender a ver lo bello, no quedarnos en la superficie.

Gray no sólo destaca el elemento poético y artístico de su instalación, sino también el social y natural: “La telaraña representa la capacidad de supervivencia de la araña; si su diseño es deficiente, el insecto no puede defenderse, cazar, protegerse de los elementos como el viento y la lluvia; es un sistema de supervivencia. Y es justo lo que pasa a las personas bajo el efecto de alguna droga: la conciencia y el tiempo de reacción bajan, muchas cosas suceden a nivel mental y espiritual; no podemos defendernos ni sobrevivir de una manera básica. En las telarañas no hay pierde, son fáciles de observar cuando están distorsionadas por un poder destructivo como las drogas”, agrega la artista.

Gray ha montado obras a partir de la ciencia y la naturaleza en espacios como el Museo Fernando García Ponce (Macay) de Mérida, las galerías Ideobox, de Miami, y El Rojo de Tacubaya, o en la fundación Sebastián, en esta última con el fotógrafo José Plácido Domingo, hijo del tenor homónimo.

“No busco imitar a la naturaleza, porque me parece imposible y nos quedaríamos cortos todos los artistas; todos mis referentes y mi inspiración vienen de la observación del mundo natural, porque ahí encuentro la sabiduría, la belleza, todo lo que busco yo desde dentro de mí. Lo veo plasmado en las historias que veo en los árboles, los animales, el mar. Es impresionante la sabiduría que hay, por eso sobrevive este planeta a pesar de los seres humanos”, subraya la artista.

A propósito de materiales, ¿de qué está hecha Natasha Gray?

Soy una persona que está forjada a lo largo de la vida, no soy la misma de hace 20 años. Ahora soy muy fuerte y perseverante, me quiero considerar conservadora y generosa con mis observaciones. En ese sentido, tengo muchos puntos en común con las arañas: se caen y se vuelven a levantar, son persistentes, si están desorientadas le siguen de todas maneras.


  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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