Autor todo terreno, que lo mismo ha escrito novela que cuento, cómics, libros infantiles y novela gráfica, también ha sido periodista, guionista, crítico de cine y constante defensor del libro impreso y de las bibliotecas (allí adquirió los elementos para enriquecer su imaginación). Neil Gaiman (Hampshire, Inglaterra, 1960) congrega estos elementos en La vista desde las últimas filas (Malpaso, 2018) para llevarnos, como espectadores de primera fila, a mundos tan fascinantes como divertidos, desde una entrevista memorable con Stephen King, hasta sus experiencias en congresos de cómics, un análisis sobre la pornografía como género y otro el mito de Frankenstein, su experiencia en el Festival de Cine de Sundance, sus encuentros con los grandes creadores de cómics y ciencia ficción, así como sus acercamientos a la música.
A una canción de Elvis Costello, interpretada por el grupo Was (Not Was), Gaiman le debe el bautizo de uno de sus personajes, Sombra, pues asegura que "hay algo mágico en los nombres". Como Conlon Nancarrow –que pareciera un invento–, compositor que su amigo Dave McKean le dio a conocer y, él a cambio, le dio los nombres de Stephen Sondheim y John Cale.
Aspirante a músico, con Geoffrey Notkin en 1976 fundó "un grupo de garage punk, nunca mejor dicho, porque ensayábamos en el garage de su casa", que grabó "una música que no se puede encontrar en ninguna parte". Gaiman recuerda que Stephen King "me arrastró hasta un escenario para que tocara el kazoo con los Rock Bottom Remainders, un caótico grupo de escritores que tocaban instrumentos y cantaban".
El autor de Sandman, dice que a Lou Reed le debe el cómic que lo volvió célebre porque "es un homenaje a los excluidos, a la gente que vive en los márgenes", como las canciones de su ídolo. Lo incluye entre la lista de autores de ciencia ficción favoritos porque "ha influido en mi manera de ver el mundo, además de que bautizó a su hija Holly por el personaje (travesti) de una de sus canciones más célebres, "Walk On the Wild Side", lo que ella, ya adulta, le perdonó con una frase: "¡Ay papá, te quiero!"
Neil Gaiman desde primera fila
México /
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