Bazar
En la revolución de los años ochenta una canción fue un emblema de libertad, color y adolescentes despeinados. La moda fue fosforescente y la vida trágica, llegó el SIDA, el estigma y la muerte. Bazar, del maestro Carlos Lara y el maestro Jesús Monarrez, interpretada por un dibujo de la maestra Ninfa Torres.
Bazar marcó a una generación, Jesús recuerda: “En ese tiempo, estaban de moda los bazares, eran la novedad. Nosotros nos reuníamos a escribir canciones, teníamos muchos sueños, pero no se realizaba ninguno. Cuando terminamos esta canción, la ofrecimos a una producción de un productor español, y no aceptaron la canción”.
Carlos continúa la historia: “Nosotros intentamos romper con ciertos esquemas. Eran los ochenta y era la parte del postbolero, que el bolero es universal indudablemente. Venía el pop de los ochenta, de Gan Bretaña. Creo que llegamos en un momento específico, en que esa generación estaba rompiendo con muchas cosas. Nos tocó la suerte de ser adoptados. Después aparecieron nuestras queridísimas Flans, que son un fenómeno todavía hoy en día”.
Ninfa realizó un dibujo muy especial, nos explica su obra: “Nací en el 82, pero tengo súper claro cuándo tengo contacto con esta canción, con la música de Flans. Era una niña de un pueblo en Veracruz, con holanes y mandil, de ropa que me hacía abuelita. La canción de Bazar. Fue el primer casete que yo toqué y no era mío, que nos lo prestaba una vecina a mis hermanas y a mí para escucharlo. Entonces yo ya no quería mis mandiles de encaje; ya quería los blusones, el color, el crepé y la moda de entonces. Pensaba en ese contexto histórico, cómo podía conectarlo con la epidemia de los ochenta, con los referentes visuales también de la comunidad LGBTI. En ese sentido quise tener un modelo andrógino: Dani, que hizo el favor de posar para mí, que es miembro de la comunidad. A conseguir casetes, para hacer esta sesión. Fue muy interesante tratar de mirar a través de la cinta, de la transparencia, de esta cajita de ilusiones que era el casete. Pensaba en ese pasado que tuvo esa ambigüedad de la tragedia, de todas las vidas que se perdieron, con un estigma social terrible. Fue un reto grandísimo. No podía imaginarme los ochenta sin color, trabajar en blanco y negro”.
Es el contraste, porque la canción es muy alegre, Jesús nos cuenta: “Cuando la productora de Flans llegó de España con el disco terminado, Carlos estaba en Monterrey. Recuerdo que fui a Televisa. Me dijeron: “quiero que escuches esto”. Escuché el tema y me pareció sensacional, tuve una gran confianza de que esto iba a funcionar. La realidad de las cosas es que los ochenta se quedaron, y Bazar está en la memoria colectiva de Iberoamérica”.
Las memorias de Carlos siguen: “Tú te imaginas algo y luego pasa a las manos de un productor, en este caso Mariano Pérez; después pasa a las manos del intérprete, que también pone su sello. La canción se conjuntó, fue una serie de afortunadas coincidencias. Fue el último gran momento de ingenuidad para la humanidad. En ese momento en que nos veíamos a la cara, nos veíamos a los ojos, y nos veíamos con cierta transparencia. Hoy el fenómeno de las redes sociales, la tecnología, irónicamente, aunque nos ha acercado más, nos ha vuelto más cínicos, menos soñadores. Definitivamente ha sido una suerte y un orgullo haber podido escribir una canción que sigue siendo, para esa generación, icónica”.