Marisoul, la voz principal del grupo La Santa Cecilia esperó a que los aplausos cedieran y luego soltó: "'Nunca más' es una reacción hacia toda la violencia que se está viviendo en Estados Unidos y en México y que refleja el sentimiento de impotencia por tanta violencia que estamos viviendo, es para que se sepa que su voz vale, que puede usar su vida y su voz para crear un mundo mejor"
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Con una chamarra de piel negra que en la espalda portaba la consigna: Viva la mujer, Marisol Hernández y el resto de integrantes de la banda se presentaron anoche en la explanada de La Alhóndiga de Granaditas como parte de las actividades del 44 Festival Internacional Cervantino.
Con su inconfundible estilo musical que expresa la multiculturalidad de la que fueron receptores desde su infancia como migrantes, hijos de inmigrantes que radican en los Ángeles, California en Estados Unidos la banda puso a bailar cumbia colombiana, temas de los mejores compositores populares de México y a reflexionar sobre temas políticos.
Fue el caso del tema "El hielo" o ICE, una canción que habla de las experiencias de sus propias familias y las de millones de personas más, que hacen parte de su comunidad. En la canción, la banda narra detalladamente las luchas diarias de aquellas personas que trabajan por un mejor futuro para sus familias, mientras temen ser separados de sus seres queridos, lo que puede suceder en cualquier instante. "Ningún ser humano es ilegal", dijo la vocalista de la banda.
La potente y estremecedora voz de Marisoul condujo a los espectadores por un viaje musical lleno de colores, ritmos e ideas. En algún momento, al interpretar "Amor eterno" del recientemente fallecido Juan Gabriel, su voz se quebró, pero el público que la acompañaba en la canción continuó el tributo "al más grande compositor de nuestros tiempos", dijo la cantante y al finalizar el tema expresó: siempre va a estar vivo, mientras cantemos estas canciones y las compartamos con nuestros hijos y con nuestros nietos así".
Entrañable también resultó su interpretación de "El último trago" de José Alfredo Jiménez, "quien nos dice que está bien llorar por un mal amor, y que está bien, también, celebrar. Porque, Marisoul está convencida, según dijo anoche, que está bien desahogar un sentimiento cantando, a veces bajito, a veces fuerte.
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Luego tocó el turno al baile, como las armonías pegajosas en voz del acordeón: "Cuando esta negra te invite a bailar no le digas que no" o "floreando la yerbabuena mi madre a mí me parió. Mi madre es morena, y morenita nací yo" y el público de La Alhóndiga no tuvo más que rendirse al ritmo y bailar.
También La Santa Cecilia volvió en su memoria a recordar sus orígenes cuando comenzó tocando para turistas en la reconocida Placita Olvera de la ciudad (plaza histórica y cultural del centro de Los Ángeles donde se venden artesanías, comida típica y se puede contratar un mariachi).
Y aunque ahora se ha convertido en la voz de fanáticos de la música a lo largo de la ciudad – con presentaciones en Los Ángeles vendidas en su totalidad, una nominación al Latin Grammy a su haber, una asociación creativa con el productor ganador de múltiples premios Grammy y Latin Grammy, entre otras grandes conquistas, conservan su sencillez, la pasión por la música y el placer por lo que hacen. Eso quedó claro anoche, durante su luminoso concierto en el que sobre todo interpretaron temas de su disco Buenaventura.
La banda que fusiona rock, blues, jazz y todos los ritmos latinoamericanos se presenta hoy en Salamanca, Guanajuato y en el Foro Indie Rocks en la Ciudad de México, el próximo 26 de octubre.
mrf