Cuando Marcos Rodríguez Pantoja fue capturado por la Guardia Civil Española tenía 19 años. Había pasado los últimos 12 en Sierra Morena, España, conviviendo con lobeznos, pájaros, culebras, murciélagos y una loba que —asegura— le enseñó a sobrevivir.
Hoy, a sus 71 años, vive en la ciudad de Orense, Galicia, y no la ha pasado nada bien, según le contó a El País en una entrevista publicada recientemente.
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[OBJECT]Sus años fuera de la vida salvaje han transcurrido de manera tormentosa, entre maltratos, abusos, explotación y soledad. Lo cuenta con cierto desencanto y evidente resentimiento: "El hombre lo ha echado todo a perder".
Su madre murió en el parto y a principios de los cincuenta, cuando tenía unos seis o siete años, su padre lo vendió a un granjero que se lo llevó a las montañas de Sierra Morena para relevar a un viejo pastor. Él le enseñó a usar el fuego y a fabricar utensilios, pero murió poco tiempo después.
Solo y con pocas alternativas, se convirtió en hijo adoptivo del salvajismo. Hoy es reconocido como uno de los pocos casos documentados de niños criados entre animales.
La historia de Marcos no se volvió popular hasta que el escritor y antropólogo Gabriel Janer Manila escribió su tesis sobre él.
Manila dijo en una entrevista de 2013 para BBC que aunque la mayoría de la historia es verídica, el caso de Marcos es complejo, puesto que "no cuenta lo que realmente pasó, sino lo que cree que pasó. Pero es lo que todos hacemos: presentar nuestra versión de los hechos".
"La sociedad es como una droga, por una cosa u otra te va atrapando —le dijo a El País—. Creo que se ríen de mí porque no sé hablar de política ni de futbol".
Pero no todo en su vida ha sido ruin. El colectivo Amigos das Árbores organiza encuentros con niños y jóvenes de escuelas para que les cuente de su amor por los animales y el cuidado del medio ambiente.
Además, con la ayuda de sus vecinos, la organización recaba fondos para aislar la casa que habita actualmente.
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