Nombres de combate es una obra de teatro basada en los testimonios de exiliados por la dictadura del 76 en Argentina. La pieza documental surgió a partir de las sobremesas de la familia del dramaturgo Martín López Brie.
“Este proyecto se gestó mientras, después de comer o el café con la familia, alguien contaba alguna anécdota del pasado. Estas sobremesas me iban ocurriendo desde niño y yo decía ‘órale, ¿esto les pasa?’ Siempre escuché esas anécdotas con mucha admiración, sobre todo las de mi mamá y de mi papá, específicamente las de su militancia política en Argentina; todo lo que les pasó en el proceso de militar políticamente, tener una serie de convicciones, de creer en eso y arriesgarlo todo por eso”, cuenta López Brie en un conversatorio a propósito de la presentación de la obra en el Museo Universitario del Chopo del 22 al 25 de agosto.
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El dramaturgo regresó a Buenos Aires en 2019 para realizar una serie de entrevistas a familiares y personas cercanas a su madre y su padre para obtener distintas perspectivas de lo que había ocurrido durante la militancia de su familia.
A pesar de ser una historia familiar, cuenta la actriz Sofía Beatriz López, se parece a lo que vivieron muchas otras personas que llegaron a México como consecuencia de los exilios, no sólo de Argentina, también de España o Chile.
“Hay muchas personas que se han acercado a decirnos ‘se parece a la historia de mi familia’, ‘son las canciones que escuchaban, ‘algo así le pasó a mi mamá’, ‘mi tío es desaparecido’ o‘a mi abuelo le pasó esta cosa’”.
Y agrega: “Creo que en este lugarcito de la memoria viva, sobre estos contextos políticos que son de vida o muerte, permiten que quien se ha acercado a esas experiencias se sienta identificado”.
Las imágenes de la obra, dice Sofía Beatriz López, tienen la cualidad de no ser sólo de una historia particular, sino una parte de un contexto político muy fuerte.
El dramaturgo cuenta que las entrevistas le permitieron estructurar la obra y los personajes desde una voz que le habla a alguien más: “decidí conservar la referencia a un otro al que se le está hablando y eso, automáticamente a la hora de montar la obra, era (sentir que) le estamos hablando a alguien allá afuera”.
Sobre la importancia de presentarla en México, López Brie apunta que es una parte importante de la historia. Y recuerda que cuando su familia llegó a México en los 80 les pareció una maravilla democrática. “Decir que México era una maravilla democrática en los 1980 es casi una provocación pero es real porque venían de un lugar en el que no podías tener un libro en la casa”.
Y reconoció que si bien en ese momento no se vivían las mismas situaciones en México, había otras que se han ido agravando con el paso del tiempo: “el nivel de horror de desapariciones y masacres que hay en México creo que incluso ha superado lo que sucedió en Argentina en esa época”.
Sin embargo, finalizó el director y dramaturgo, “no todo es tragedia. También tratamos de que esta obra tuviera sentido del humor y aventura. Muchas veces cuando hablamos de estos temas parece que todo se va para abajo y que nos ponemos muy densos. Pero era muy importante conservar la alegría de mis papás, conservar el sentido del humor que tiene la familia y el espíritu aventurero”.
PCL