La poesía ayuda a ser parte de un misterio: Javier Cravioto Padilla

Los que se fueron, los que llegaron, el más reciente poemario de Javier Cravioto Padilla es un diálogo entre el presente y el pasado.

Javier Cravioto Padilla. (Cortesía: Abismos Casa Editorial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

El título del poemario de Javier Cravioto Padilla pareciera dialogar con el presente: Los que se fueron, los que llegaron; de alguna manera sí tiene cierta relación con lo que vive el mundo, pero desde una perspectiva más amplia: la reflexión del pasado, la nostalgia por quienes nos dejan, la añoranza de otros días.

“Quería contar una historia, dividida en dos partes: los que se fueron y los que llegaron. Hay una historia porque, aunque cada uno de los poemas es independiente, el conjunto hace la trama: hay un pasado que habla de personas, paisajes, relaciones, afectos que un día estuvieron y ahora ya no, ya no está de forma directa, pero sí como cicatriz, como una huella que quedó. Puede ser algo muy simple como un paisaje o algo más profundo como una relación de pareja, familiar o algo más cercano”.

Poemas que se empezaron a trabajar desde hace cuatro años, por lo que el tema de la pandemia no forma parte del desarrollo creativo, aunque para el escritor, son sensaciones poéticas que pueden surgir ante cualquier hecho excepcional, se pueden aplicar en diferentes casos.

“En esa nostalgia tipo saudade, porque puede tener elementos de tristeza o de melancolía, pero que implica resolver a la distancia temas que ya no están: una casa de tu infancia ya no sabes ni dónde quedó, pero a ti te marco y te está afectando. Sí hay una nostalgia, una añoranza, pero en espacial esa primera parte; en la segunda parte no hay nostalgia, es lo que hay, es el presente, pero con un planteamiento: el mañana también va a dejar una huella, porque ya tampoco va a estar”, cuenta Javier Cravioto.

En Los que se fueron, los que llegaron (Abismos Casa Editorial, 2020), no hay un contexto de juicio: lo que pasó está bien o mal, simplemente decir lo que pasó dejó huella. Hay esta idea del río que fluye lo que permea todo el libro: son huellas que invariablemente te marcan. En las cosas que hacemos todos los días puede haber cicatrices futuras.

“Hay mucha gente que dice que la poesía te explica al mundo, una forma muy poética de hablar de ella. Creo que la poesía no explica nada, plantea el mismo misterio de las cosas, las interpretaciones que uno le va dando. En el momento en que lees poesía lo puedes identificar con algo que te parece importante, cercano, porque la poesía ayuda a ser parte de un misterio”.

Desde la mirada de Javier Cravioto Padilla, la poesía, en el fondo, siempre está hablando de personas, aun cuando hable de otros temas, como de la naturaleza: “soy yo quien se enfrenta a ese bosque, pero las referencias están marcadas por nuestro entorno social” y todo ello se encuentra reflejado en Los que se fueron, los que llegaron.

PCL

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